domingo, 13 de mayo de 2012

Trastorno de déficit de atención y el debate sobre la medicación infanti



Publicado en el Diario El Territorio. Posadas, 13 de mayo de 2012.

Cada vez son más los casos de niños que padecen esta afección. Por un lado, sostienen que es necesario un tratamiento con fármacos, pero por el otro, preocupa que se realice el tratamiento sin mirar todo el contexto
Domingo 13 Mayo de 2012 |
POSADAS.
¿Qué es el  trastorno por deficit de atención con hiperactividad (TDAH)? ¿Se debe medicar o no al niño? ¿En qué situaciones? ¿El tratamiento es de por vida? Estas y otras preguntas realizó El Territorio a dos profesionales de diferentes ámbitos con el objetivo de reflexionar y debatir sobre este trastorno que afecta a cada vez más niños, quienes por lo general, son medicados.
En el mercado existen varios fármacos para tratar el TDAH, los más utilizados son los derivados de metilfenidato que “es un psicoestimulante, que actúa recaptando a la mayoría de las sustancias neurotransmisoras (la dopamina o la serotonina) lo cual hace que el chico preste más atención, disminuya su hiperactividad, la impulsividad y tenga un cambio en la conducta. Es mucho mayor la amplitud de conocimiento y de captación que tiene cuando el chico está medicado”, explicó Guido Barreyro, pediatra especialista en psiquiatría infanto juvenil.
Actualmente, Barreyro atiende cientos de casos de TDAH. “El concepto que yo tengo para medicar es: un niño que sufre y hace sufrir a su entorno, ese chico merece ser medicado. Cuando estos chicos, a pesar de que se han tomado todos los recaudos, no logra los objetivos y empieza a tener síntomas agravados que hacen bastante complicada su vida, como ser trastorno de la ansiedad, tics nerviosos, cuadros depresivos que a veces son muy graves, trastornos de la alimentación o del sueño, también trastorno obsesivo convulsivo, fóbicos, medios o temores, en ese caso creemos que es importante medicar al niño”.
Desde una postura diferente, Pablo Vain, magister en educación de la Unam, consideró que “el problema es que todo esto se hace desde un lugar netamente biológico y no se hace un análisis de los contextos, no se tiene en cuenta qué pasa en la escuela o si la escuela es interesante para el niño o qué pasa en su vida familiar”.
Para Vain “hay distintos actores que intervienen y que pueden hacer intervenciones netamente perjudiciales, porque las puede hacer el médico o la maestra, que a veces lo hacen con muy buena voluntad. He hablado con muchas madres que me dicen ‘estoy contentísima porque desde que detectaron que el problema era el TDAH y lo medicaron, ahora está fantástico’.  ¡Pero claro, si lo están sedando! Ahora, ¿qué tipo de niños y futuros jóvenes o ciudadanos de este país queremos formar si lo estamos estupidizando con drogas?”.
Por su parte, Barreyro aclaró que “no es que se medica a todo chico que se mueve. Porque además, uno medica después de haber hecho los mapeos cerebrales, en muchos casos, se piden resonancias magnéticas con sustancias de contraste donde podemos demostrar en imágenes y clínicamente la patología del niño, realmente se estudia bien caso por caso y se medica el caso que debe ser medicado”.
En relación a las posturas que rechazan la medicación del niño, el médico sostuvo: “Soy muy respetuoso del libre pensamiento. El tema es que hay que hacerse cargo, cuando uno medica se hace cargo del paciente en todos los aspectos para un buen seguimiento clínico. La pregunta es: esta gente, ¿se hace cargo de los adolescentes que terminan en suicidio? ¿O de los chicos que desarrollan después un cuadro de bipolaridad o de frustraciones tan graves que terminan con el abandono escolar y la tendencia que hay cada vez más a las drogas?”
Y luego opinó que “es muy fácil, obrar por la libertad y decir, no a la medicación pero hay que hacerse cargo del chico en todos los aspectos, y también hay que ponerse en la piel de la familia, de los hermanitos, que tienen que sobrellevar una diferencia, porque estos chicos son extremadamente demandantes. Y hay que ponerse en la piel de esa madre que está con ese chico todo el día, uno lo ve en el consultorio, son madres que llegan llorando al consultorio desesperadas, al borde del colapso total. Nosotros estamos viendo casos complejos, entonces no se puede poner a todos en la misma bolsa, hay que evaluar caso por caso, no es una cuestión de medicar por medicar, se medica a quien necesita”.

Desde la medicinaEn general, según informó Barreyro, “de un cien por cien de casos reales estamos hablando de que en Argentina las estadísticas nos dicen que hay entre un 5 y 8 por ciento de niños en edad escolar que padecen esta afección; de este 5 por ciento solamente de un 10 por ciento del total concurre a la consulta y de ese 10 por ciento el 1 por ciento en definitiva termina siendo medicado o continua un tratamiento aceptable, el resto abandona o es mal medicado en su momento”.
Los primeros en detectar el trastorno en el niño son los docentes del preescolar “que empiezan a darse cuenta que estos chicos no son igual al resto, no pueden cumplir con la consigna, no logran sentarlo más de dos minutos, tienen tendencia a romper cosas, a perder cosas, a molestar otros chicos”.
A partir de ese momento, comienza las consultas con psicopedagogas o psicólogas de la escuela, y se inician las derivaciones. “Pasan a la segunda etapa, que es cuando comienza la primaria donde ahí sí ya al ser más rígida la escolaridad, empieza con las notitas desde la dirección, la obligatoriedad de los padres de concurrir a la escuela para hacerse cargo del hijo, la interconsulta con psicólogos y psicopedagogos, y ahí muchos psicólogos o psicopedagogos que no conocen bien la temática o el abordaje hacen que estos chicos se vuelvan crónicos prácticamente, porque al ser un problema neurobiológico, siempre hablando de los casos medicables, requieren de la farmacología para mejorar y realmente disminuir toda su sintomatología. Finalmente concurren al neurólogo o al especialista y es ahí donde se debe priorizar los casos que deben ser realmente medicado”.
Respecto a la posibilidad de que el niño se vuelva dependiente de la medicación, Barreyro explicó: “Cuando estos chicos logran sus objetivos o fundamentalmente logran enfocar aquello que es lo que motiva su vida, por ejemplo son muy buenos en determinadas áreas, muchos son genios, del arte o del deporte. Cuando ellos canalizan en lo que es realmente el motivo de su vida, estos chicos se nivelan y son chicos felices, no hace falta medicarlos; pero mientras estos chicos no tengan ningún motivo, no tengan planificación, futuro, estrategias para abordar su vida, estos chicos merecen ser tratados. Si hablamos de estadísticas aproximadamente un 25 o 30 por ciento deben ser medicados el resto de su vida, para andar bien y otros serán re-medicados en determinado momento de su vida”.

Desde la educación
Según analizó Vain, “hace diez años aproximadamente, empieza a tomar con fuerza todo un movimiento de etiquetar al niño con ciertos síndromes, por ejemplo uno es el TDAH. Se supone que es un problema de índole biológica que un niño sea desatento o que un niño sea hiperactivo, y luego se lo medica para que no sea tal cosa, por lo tanto se le da un sedante”. 
Sobre la posibilidad de que el niño se vuelva un adulto dependiente a la medicación, el magister consideró: “Es que la medicación psiquiátrica (y a veces otra medicación) se transforma en adictiva en la medida en que el sujeto o su familia o su entorno depositan en el medicamento la solución del problema. Entra en una complicidad, que para peor está legitimada desde el médico que tiene un rol en la sociedad que es determinante. El médico es el que trafica con la enfermedad o la salud, trafica con la muerte”.
Con dureza, Vain opinó:“Que un médico como el gerente del IPS desde la posición de mucho poder, porque está en la línea de conducción de la obra social más importante de la provincia, esté difundiendo las bondades de la medicación para tratar el TDAH es, a mi modo de ver, -lo asumo y estoy dispuesto a debatirlo con él y con quien quiera- altamente perjudicial para la salud y para la formación de todos los misioneros”.
Para Vain, la medicación debe ser “el último recurso para cuando realmente no hay otro camino, por otro lado, yo creo que hay niños que en realidad están confundidos con otra cosa, si un niño, por ejemplo, no escribe bien no tiene un déficit atencional tiene un problema de organización y eso con ayuda psicopedagógica se resuelve”.
A su vez, apuntó a la escuela como espacio primordial para evitar el TDAH. “La escuela está organizada de tal modo que todo aquello que se desvía un poquito de lo que es la norma, molesta. Pero además encuentran la legitimación en el psicopedagogo, el psicólogo o el médico. El niño o el adolescente discordante, ese que por ahí es un poco rebelde o que no se ajusta en el sentido más tradicional, hay una forma muy elegante de sacártelo de encima que es ponerle un rotulo que tiene una enfermedad, entonces tu conciencia queda tranquila, te lo sacas de encima, no te molesta en las clases”.
En este sentido, Vain opinó que “si la escuela sigue siendo, aburrida, autoritaria, no genera ningún interés para los chicos, ¿cómo queremos que los chicos estén tranquilos y atiendan?”.


Qué es el TDAH 
“El trastorno de déficit de atención es un trastorno neurobiológico producto de una desorganización a nivel de lo que sería la corteza pre frontal, abarca algunos núcleos que están localizado justamente en la corteza, lo cual produce un déficit o una alteración en todo lo que son las actividades psicomotoras en los niños”, explicó Barreyro.
En general, “estos chicos son francamente irritables desde lactantes, tienen dificultades en la alimentación, manifestaciones de ira, la hiperactividad comienza desde muy temprana edad, prácticamente caminan antes de tiempo y de ahí no paran nunca más”.
“El chico manifesta mayor hiperactividad que sus pares, mayor impulsividad que muchas veces trae como consecuencia la puesta en peligro de él mismo, de su vida, y de los que lo rodean; y una marcada inatención, lo cual le trae problemas en la escolaridad, y finalmente terminan provocando  retraso escolar y deserción escolar”, describió el médico.
A esto se suma el trastorno de conducta: “Ese subgrupo se llama oposicionista desafiante,  son chicos que desafían las distintas reglas de convivencia, ya sea en las casas como en la escuela, y en todos los ámbitos donde se manifieste. Estos chicos son de mayor complejidad en su tratamiento”.


Cuestionar las etiquetas
El Forum Add es un grupo de profesionales (psicólogos, psiquiatras, pediatras, neurólogos, psicopedagogos, entre otros) preocupados por el auge que ha tomado en los últimos años la patologización y medicalización de la infancia.  “Vivimos en una época en la que niños y adolescentes suelen ser etiquetados y medicados por moverse en clase, atender a cuestiones diferentes a las que se espera y no obedecer. Se medicaliza el malestar infantil y adolescente pensando, desde lógicas reduccionistas, a problemas complejos”, advierte este grupo en su página web www.forumadd.com.ar y continúa: “Son rotulados y medicados de un modo inmediato, sin que nadie los haya escuchado; sin referencias a su contexto y a su historia, sin que se haya realizado ningún intento de comprender sus conflictos ni de ayudarlo de otros modos”, sostienen en uno de sus documentos.
Y luego describen: “Así, niños inquietos, niños con dificultades en el aprendizaje, niños soñadores, niños que presentan diferentes conflictivas son unificados en una sigla. De este modo, hay un conjunto de enunciados descriptivos que se terminan transformando en enunciados identificatorios y que llevan a que un niño sea catalogado por los síntomas que presenta perdiendo así su identidad. Se pasa de: “tiene tics”, a “es un Gilles de la Tourette” o de: “tiene conductas compulsivas y reiteradas” a “es un TOC”. En vez de preguntarse por qué un niño está triste, se habla de un trastorno bipolar... El más difundido es el Trastorno por Déficit de Atención (con o sin hiperactividad), título con el que son estigmatizados niños que presentan diferentes características”.


“Por terribles los echan de las escuelas”

POSADAS. Según los datos estadísticos, en cada curso de 30 o 40 alumnos existen 2 o 3 niños con TDAH, “por lo cual, es claro que no son diagnosticados en su gran mayoría y son los que típicamente son catalogados como los “terribles” del curso o los “repitentes”, debido a que no aprendieron nada durante todo el año”, informó Rossana Thomas, coordinadora de la agrupación que nuclea a Familiares y amigos de discapacitados (Fadis).
Thomas comentó que “curiosamente los pedidos que hemos recibido de información del TDAH, provenían de tías y tíos que estaban preocupados porque sus sobrinos habían sido “sacados” de la escuela a raíz de los problemas de conducta que presentaban”.
En este sentido, los familiares “manifestaban que la ‘madre’ ya no sabía qué hacer y que pensaba en no mandarle más a la escuela y que eso los había motivado a hablar con ‘alguien’”.
Por otro lado, Thomas apuntó a la falta de información sobre el TDAH, lo cual provoca exclusión y discrimación. “Habitualmente, si no tenemos a un familiar con este tipo de conducta, no nos interesamos mucho en saber y eso hace que como sociedad no ayudemos a padres y docentes a sentirse mas cómodos y normales con estos hijos o alumnos y los obligamos a ir excluyéndolos socialmente, por ejemplo no lo invitan a los cumpleaños porque es terrible, no le permiten a sus hijos sentarse juntos en la escuela porque ‘no queda quieto y molesta’ y así vamos encontrando infinidad de situaciones que podríamos manejar mejor si tuviéramos en claro cómo actuar”.

Consejos para los padres
Fadis (Familiares y amigos de discapacitados) es un grupo de auto-ayuda. Desde la experiencia, es decir familiares y amigos de personas con discapacidad, intercambian información respecto a la discapacidad, “no evaluamos tratamientos ni emitimos opinión al respecto, si buscamos información para quienes lo necesitan, sobre la discapacidad, sobre sensibilización, sobre tratamientos, sobre derechos etc, a fin que cada uno pueda ayudar a la inclusión social, educativa y laboral de las personas con discapacidad, o bien al intercambio con docentes y profesionales, pero siempre desde la posición de la familia”, aclaró Thomas, quien además es farmaceútica.
En relación al TDAH, la coordinadora sostuvo “un niño con este trastorno que es permanentemente subestimado en su entorno, difícilmente podrá sentirse incluido, entender las reglas de convivencia y ajustarse a una rutina. Lo importante es centrar la atención en el niño o niña y no en el trastorno de conducta que posee”.
Sobre la posibilidad de medicar al ñiño, Thomas “cada caso en particular, debe examinarse exhaustivamente para determinar si es necesaria la utilización de una farmacoterapia”.
En general, según explicó, los casos de TDAH se resuelven con un trabajo en conjunto de familia,docentes y especialistas. “No existe una receta única, porque cada niño o niña es diferente y su entorno es diferente. Pero lo importante es que sepan los padres y los docentes, que pueden implementarse determinadas conductas (técnicas de estudio, planificación, memorización etc, estrategias para mantener la atención, recordatorios y ayuda memorias en lugares estratégicos etc) que les permiten una mejor inclusión del niño o niña en la familia, en la escuela y en la sociedad”.

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