domingo, 25 de mayo de 2014

Historia de amor con trasfondo político


Una increíble historia de amor y de lucha contra el terror y la indignidad.
Historia de amor con trasfondo político - Publicada en Página 12
El director de documentales sobre Miguel Abuelo y Federico Moura decidió esta vez contar cómo se construyó la relación entre David Mazal y Catalina Garraza, quienes se conocieron por carta mientras estaban detenidos por la dictadura, se casaron apenas salieron y siguen juntos.
 Por Oscar Ranzani

David Mazal tenía 19 años cuando se produjo el golpe de Estado. Previamente había militado en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y luego fue miembro de la Juventud Peronista. Catalina Garraza también militaba y junto a su familia fue secuestrada por los represores. Ella era oriunda de San Luis. Cuando su padre conoció a David en la temible Unidad 9 de La Plata, le contó acerca de ella. Y David y Catalina –que estaba detenida en el Penal de Ezeiza– comenzaron a escribirse casi como un juego, pero con el correr del tiempo la relación epistolar fue cada vez más intensa y se enamoraron sin conocerse físicamente. Tenían un código con David para encabezar las cartas: “Llegó la mariposa”. Cuando salieron de prisión, diez días antes del retorno de la democracia, construyeron una pareja que hoy perdura. Sergio “Cucho” Costantino –realizador de Buen día, día, sobre el gran Miguel Abuelo, y de Imágenes paganas, sobre el recordado Federico Moura– escuchó hace unos años en una reunión política la historia de amor de David y Catalina. Y en cinco minutos, según confiesa, “la imaginación empezó a fluir”. “Pensé cómo podía ser que dos personas en un hueco de la más profunda oscuridad sacaran a flote tanto amor. Y eso ya me pareció que merecía una película.”
El resultado es Proyecto Mariposa, documental que narra aquella historia y que podrá verse este sábado y el próximo a las 18 en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex ESMA), en carácter de preestreno, con entrada gratuita y con la presencia del director y de los protagonistas. En el film, Costantino entrevista no sólo a David y Catalina sino también a sus familiares. Y también a viejos compañeros de ambos. Ellos cuentan desde cómo empezaron su militancia hasta cómo los secuestraron, pero sobre todo el film indaga en cómo se formó esa relación afectiva en medio de un país atravesado por el terrorismo de Estado. David y Catalina, a través del código mencionado y gracias a las transcripciones del padre de ella, establecieron esa relación epistolar. Entre poemas de Mario Benedetti, ambos sintieron lo mismo durante los ocho años de cautiverio. Y hoy ese sentimiento está intacto.
–¿Es una película política que cuenta una historia de amor o es un film sobre una historia de amor con trasfondo político?
–Es una historia de amor con trasfondo político. No quería faltarle el respeto a la historia de nuestro país: no quise ahondar en temas muy profundos que nos duelen mucho, como la dictadura. Entonces, preferí poner todo eso como un marco. Hay pocos documentales de historias de amor y me parecía interesante abordarlo casi sin recurrir a un archivo. Fue un desafío como cineasta, porque me especializo en hacer documentales de música. Cuando me preguntan: “¿Por qué no seguís con la música?”, digo que estoy en el tren de las películas de música, pero me bajé en una estación que se llama Amor, y esperé el otro tren... Y sigo, porque ahora estoy con una película de folklore. Así que sólo me detuve un año para hacer esta película de amor.
–Es un film sobre dos militantes pero, a la vez, también sobre una generación. ¿Es por eso que incorporó testimonios de viejos compañeros de David y Catalina?
–Sí, porque son el recuerdo de una generación que no debemos olvidar. Siempre está bueno tener la memoria presente. Por eso también me resultaba importante hacer este preestreno en el espacio de la memoria y viendo desde otro lugar lo que nos pasó. En este caso, puse mi mirada en un hecho muy aislado que tiene que ver con la dictadura, con esa época política, pero con las emociones de dos personas que pensaban cambiar el mundo con sus ideales y que, al final, cambiaron sus propios mundos.
–¿Por qué la historia de David y Catalina está más contada por sus familiares que por ellos mismos?
–La misma historia me fue llevando a que los familiares eran también protagonistas. Tanto la hermana de David como la mamá, y toda la familia de Lina (que también estuvo detenida) son partícipes de esta historia. Todos fueron cómplices de esta historia de amor. Digo cómplices en el mejor sentido de la palabra, de callarse la boca porque en la prisión nadie podía saber que ellos se escribían. Entonces, por medio del papá de Lina escribían las cartas y me parecía clave que estuvieran los familiares que participaron de todo esto y que ayudaron a que la relación fuera una realidad.
–¿Ese juego afectivo del intercambio epistolar les permitía soportar con esperanza una realidad opresiva?
–Sus cartas están cargadas de esperanza.
–¿Cómo fue el proceso de selección de tantas cartas que se leen en el documental?
–A veces, el documental es visto como el hermano menor de la ficción. Tiene otro carácter, incluso es visto así desde la industria y por el público. Y yo pienso todo lo contrario. Hacer un documental es una locura. Es un rompecabezas infinito porque, a veces, tenés doscientas horas de material y tenés que llegar a una. En este caso, me encontré con una caja que contenía cuatrocientas cartas con una letra ínfima que no entendía. Entonces, extracté frases y armé un relato propio porque las cartas que se cuentan en la película no son una detrás de la otra. Por ahí, una era de mayo del ’80 y la que le sigue era de octubre del ’81. Entonces, tuve que ir seleccionando, y ese trabajo fue casi japonés. Me llevó mucho tiempo, pero también me apasiona. Así que fue muy laborioso. Estuve casi dos años trabajando la película. Y uno escucha las palabras de esas cartas (que no están leídas por ellos sino por dos actores) y todas esas palabras llevaron horas, días y meses de trabajo personal.
–¿Por qué a David y Catalina no se los ve juntos, excepto cuando se toman de la mano al final?
–Si bien son dos individuos a quienes los une una familia y una historia de amor, preferí trabajar con cada uno particularmente para que no estuvieran sugestionados por la palabra del otro. Si entrevistaba a Lina antes de a David, podría haber un condicionamiento. Preferí que fueran libres en sus pensamientos. Esta es una historia que ellos vienen repitiendo hace treinta años. Hice un trabajo muy detenido con cada uno, inclusive no fue una sola entrevista sino varias. Encontraba los momentos en que Lina estaba libre y nos íbamos a un parque; también estuvimos en San Luis. Y separé momentos de la historia con cada uno. Cuando hacés un documental, tenés que encontrar el punto justo, la palabra exacta y profunda de lo que buscás, no lo que repiten siempre. Eso me llevó muchos encuentros, muchas comidas. Logré una amistad y una vez que estaba cada persona abierta me fui con cada uno. Y a cada uno le dije: “Hoy, vamos a hablar de tal tema. Mañana, tal otro tema”. Quedó así y, al final, me parece que está bien.

Ni medio pelo de zonzo

Excelente artículo sobre Arturo Jauretche, publicado en Página 12

El 25 de mayo de 1974 moría uno de los personajes más originales y agudos que crió esta tierra. Del conservadurismo al radicalismo rebelde, y luego al peronismo, Jauretche ayudó a formar el pensamiento nacional y hasta creó la palabra “vendepatria”.
 Por Sergio Wischñevsky

El 25 de mayo de 1974, hace hoy cuarenta años, falleció Arturo Martín Jauretche. De él también puede decirse que “hoy su cara está en todas las remeras, es un muerto que no para de nacer”. Mucho más citado que leído, tal vez porque sus frases eran como estiletazos certeros, capaces de condensar en una máxima de estilo gauchesco un pensamiento complejo y vital. Tal vez porque su defensa de la lucha con alegría conseguía contagiarla. “Nada grande se puede hacer con la tristeza.”
Nació el 13 de noviembre de 1901 en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Inició su militancia en el Partido Conservador, una experiencia que él mismo relató diciendo que contrariamente a muchos “me subí al caballo por el lado derecho y me bajé por el izquierdo”. Su sensibilidad política poco afecta a abstracciones doctrinarias lo llevó a militar en la UCR de Hipólito Yrigoyen, donde vio una política concreta de inserción popular. Pero su carácter y manera de comprometerse se evidenciaron en el momento del golpe de Estado de 1930 que lo encontró, fusil en mano, defendiendo al gobierno constitucional. Se alistó en grupos de sabotaje a la dictadura y en 1933 tomó parte en el alzamiento de los coroneles Roberto Bosch y Gregorio Pomar en el Paso de los Libres, Corrientes. Tras la derrota de la rebelión fue encarcelado y en prisión escribió su versión de los episodios en forma de poema gauchesco. Lo publicó en 1934, con prólogo de Jorge Luis Borges, también radical pero con quien resultó inexorable el alejamiento.
El radicalismo conducido por Marcelo T. de Alvear con una política integrista con el régimen decide participar de las elecciones de 1939, boicoteadas por la UCR. Un grupo verdaderamente notable de jóvenes se aleja del partido y empieza a desarrollar una visión novedosa de la Argentina. Junto con Homero Manzi, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, Manuel Ortiz Pereyra y otros fundó Forja, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina a la que más tarde se acercó Raúl Scalabrini Ortiz. Forja desarrolló los lineamientos de un nacionalismo democrático y popular, opuesto a la vez al nacionalismo conservador de los sectores reaccionarios y a la política liberal del gobierno de Agustín P. Justo.
Marginados de la esfera política partidaria, los actos de Forja se realizaron sobre todo a través de manifestaciones callejeras y publicaciones de edición propia, los Cuadernos de Forja. Allí desarrollaron un pensamiento nacional antiimperialista, enfocado en la denuncia de hechos concretos como los mecanismos por los que el Banco Central fue creado para que los bancos ingleses supervisaran y controlaran nuestra economía. O las inolvidables investigaciones sobre la matriz de los ferrocarriles argentinos al servicio de la exportación a las metrópolis y no de la integración nacional. No es que hayan descubierto la dominación extranjera, el tema es que Forja la planteó desde un ángulo diferente al que la izquierda lo venía haciendo. “Las disputas de la izquierda argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca”, dijo Jauretche en una ocasión con ese estilo de polemista inigualable.
Siempre crítico y lúcido, adhirió al peronismo desde el 17 de octubre de 1945. Para él y varios de sus compañeros la llegada de Juan Domingo Perón al poder constituyó de alguna manera un triunfo personal. “Las multitudes coreaban las consignas por las que habíamos luchado toda una vida”, recordó años después. Jauretche construyó un fuerte vínculo con Domingo Mercante, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y estuvo próximo al programa económico de Miguel Miranda, que promovió un proyecto de industrialización acelerada fomentado por el Estado, con la idea de emplear los excelentes réditos del modelo agroexportador durante la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial para transformar el perfil productivo del país.
Jauretche fue nombrado en el estratégico puesto de presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1946, cargo desde el cual desarrolló una política crediticia generosa con los proyectos de industrialización, en la convicción de que el país agroganadero y dependiente podía transformarse. Se quedó hasta 1951, cuando la Comisión Visca criticó que el banco había otorgado un crédito de 216 millones de pesos al diario La Prensa para comprar una rotativa. Ante esta situación enojosa decidió alejarse. Disgustado con el rumbo del gobierno en su última etapa deslizó críticas pero continuó apoyando, con la convicción de que la alternativa al peronismo no era otra que la “reacción oligárquica”.
Efectivamente, el golpe de Estado de 1955 confirma sus ideas. Su sobrino Ernesto Jauretche recuerda que al saber de la huida de Perón, su tío estaba furioso y vociferaba: “¡Hijo de puta, cobarde de mierda, nos deja solos!”.
A partir de la desolación y el aislamiento en los siguientes años comenzó su etapa intelectual más productiva. La idea que guió siempre sus intervenciones era la de descorrer los velos y ahuyentar las leyendas que ocultan la naturaleza de los padecimientos argentinos. Esta etapa arranca con libros de denuncia como El Plan Prebisch y el retorno al coloniaje y los artículos publicados en 1962 en Democracia, que luego conformarían su póstumo Política y Economía. Con la misma virulencia apasionada, quebró mitos en el campo de la cultura con sus análisis sobre Borges, Sarmiento, Martínez Estrada, Beatriz Guido, Victoria Ocampo y tantos otros. En 1966, El medio pelo en la sociedad argentina sacó a relucir con agudeza y sobre todo con gran humor el prototipo de comportamiento y pensamiento que hunden a la clase media argentina en una veneración por sus amos. Revelaba así un modelo de pensamiento que él denominó “sociología con estaño”, más veraz que la aportada por los sociólogos del sistema.
Con el agregado de “La Yapa” a la reedición de Los profetas del odio –gran título, pleno de actualidad– avanzó en un implacable análisis del sistema de la enseñanza, en sus diversos niveles, del mundo de las academias y los prestigios oficiales. Estas críticas al pensamiento de la clase dominante, convertido por la escuela y “los medios” en “el sentido común”, reaparecen luego en sus polémicas y se coronan, sistematizadas, en su genial Manual de Zonceras Argentinas publicado en 1968, en vísperas de la gran explosión de la política argentina. Esta obra fue uno de los instrumentos principales de la “nacionalización” de los sectores medios, fenómeno que jugó un rol importantísimo en las luchas políticas de fines de los sesenta y principios de los setenta.
El Manual es un listado de ideas negativas sobre el propio país que generalmente tenemos los argentinos. Estas, afirmaba Jauretche, habrían sido introducidas en la conciencia de todos desde la educación primaria y sostenidas posteriormente por medio de la prensa. Frases como la sarmientina “El mal de la Argentina es la extensión”, más la dicotomía “civilización o barbarie”, eran para Jauretche la madre que parió a todas las zonceras y llevan a la limitación de las posibilidades de la Argentina de realizarse en forma autónoma. De sus mil batallas, ésta, la de tener un pensamiento nacional, acaso sea la más interesante, sencilla y profunda. “Pensar en nacional”, dado que “lo nacional es lo universal visto por nosotros”. Todo lo contrario de un pensamiento estrecho y localista.
En esta época adhiere a la experiencia de la CGT de los Argentinos, donde tiene la oportunidad de dar cientos de charlas y conferencias a los trabajadores.
La asunción de Héctor Cámpora a la presidencia un año exacto antes de su muerte lo encontró lejos de reconocimientos oficiales y en uso intenso de las “armas de la crítica” que practicó toda su vida y sin ahorrar la “crítica de las armas”.
Un año antes, en 1972, empezó a publicar sus memorias. Su idea era una trilogía, pero sólo salió el primer tomo, De Memoria. Pantalones cortos. La muerte le impidió terminar el proyecto. En una de sus reflexiones dice: “Creo haber sido el inventor de la palabra ‘vendepatria’ o por lo menos de su divulgación inicial desde el semanario Señales. El uso de la expresión ‘oligarquía’ en la acepción hoy popular, así como las expresiones vendepatria y cipayo, las popularicé desde el periódico Señales y en otros de vida efímera en los años posteriores a la revolución de 1930”.
La Ley 25.844 de 2003 instituye el 13 de noviembre como Día del Pensamiento Nacional en homenaje al nacimiento de Arturo Jauretche. En aquellos años pudo haber dicho junto a Charly García, “mientras miro las nuevas olas yo ya soy parte del mar”.

sábado, 19 de abril de 2014

Otro 19 de abril

Hoy se cumple un nuevo aniversario del levantamiento del Güetto de Varsovia, una verdadera gesta por la dignidad, cuando un conjunto de jóvenes hambrientos, armados con bombas caseras y escopetas de caza, al mando de Mordejai Anilevich, enfrentaron al entonces poderoso ejercito nazi.¡No olvidar, no perdonar!

El Gabo y el Che


 Por Emir Sader
Para PAGINA 12

A Gabo siempre le gustaba reiterar que, como periodista –profesión que él siempre reivindicó–, su más grande frustración era que no podría dar la noticia más importante de su vida. Pero la verdad es que la más importante de su vida no ha sido la dolorosa noticia de 2014, ni tampoco el glorioso Nobel de Literatura de 1982, sino el lanzamiento de Cien años de soledad, en 1967.
En el siglo XX, América latina tuvo un gran protagonismo a escala mundial. Iniciado, políticamente, con la masacre de los mineros chilenos en la Escuela Santa María de Iquique, en 1907 y, tres años más tarde, con la Revolución Mexicana, se anunciaba que sería un siglo de revoluciones y contrarrevoluciones. El marco definitivo de esa trayectoria vendría con la Revolución Cubana de 1959.
Pero 1967 fue un año simbólicamente determinante para la historia del continente y para su proyección mundial. Es el año de la publicación de la obra más importante de nuestra literatura –Cien años de soledad–, pero también porque es el año de la muerte del Che. Una, la más grande opera prima de la literatura latinoamericana, otro, el personaje cuya gesta llevó a que su imagen se transformara en la más reproducida en el mundo.
No hay nadie que haya leído Cien años de soledad y que no se acuerde de las circunstancias –dónde, cuándo, con quién, en qué edición– en las que leyó por primera vez el libro. Como no hay nadie que haya vivido en aquel no tan lejano 1967 que no se acuerde de cuándo, dónde, con quién supo de la noticia dolorosamente verdadera de la muerte del Che.
El discurso del Gabo al recibir el Nobel de Literatura es la más notable reivindicación de América latina. Allí él afirmó que, al igual que se reconoce a nuestro continente su genial creatividad, originalidad y genialidad en las artes, se debe dejar de intentar imponer desde fuera proyectos políticos hacia nosotros, dejándonos que ejerzamos, de la misma manera en los caminos de nuestra historia, la genialidad, la creatividad y la originalidad que se nos reconoce en el arte.

UN CAFÉ PARA EL GABO II

Una ex alumna me dice: “Profe creo que Gabo se sentiría más tranquilo si no comparte un lugar con 2 ambiciosos como Perón y Néstor... Perón fue el primer presidente q reformó la Constitución para poder ser re electo y Néstor, qué se puede decir d él bueno primero y principal q aseguró la vida d su flia con los fondos d la salud, la educación, etc etc
Y un egresado de Historia agrega: “ Y Menem que fue reelecto y los que lo votaron?.Los 90 la peor década para el país hecho a fuerza de voto. Perón y Néstor los mas hicieron por la Patria y una sociedad inclusiva,para nada desentonan junto al Gabo.”
Entonces me sumo y digo:
Podemos hablar mucho de política y está bueno. Hacerlo como lo harían muchos de estos personajes: con amplitud y mirando más allá del horizonte. Ese cafecito y esas charlas me imagino, donde García Marquez podría preguntarle a Perón ¿por qué después de haber impulsado en más grande proyecto nacional y popular de América Latina entre los 45 y los 70, terminó habilitando a López Rega y sus bandas de asesinos? Y Alcón preguntarle a Kirchner ¿por qué Cristina (y antes él) no fueron formando nuevos dirigentes que puedan sucederlos? Y Gelman consultarle a Perón ¿por qué no hubo, en 1973 otra alternativa que poner a Isabel en la Vicepresidencia? O Gelman, Gabo y los demás, prenderse en una discusión sobre por qué Lula, Dilma, Pepe Mujica, Rafael Correa, Bachelet, Evo o Daniel Ortega -muchos de ellos, entrados en la política mediante prácticas y experiencias profundamente revolucionarias- hoy gestionan gobiernos que muy levemente han producido cambios en la distribución de la riqueza? O debatir sobre la Venezuela de Chavez y Maduro, o sobre los cambios en Cuba desde que asumió Raúl en lugar de Fidel. La vida no es blanco y negro, y la política -diría Perón- es "el arte de lo posible". De eso hablarían en aquel café,-imagino.

La discusión se agranda, la mesa incluye a Gina -la ex alumna- y a Derlis (el egresado de Historia), y se suman Mónica, Anita y Marcelo. Ya son varias las mesitas del café y la discusión mantiene vivos a todos.

viernes, 18 de abril de 2014

GABO GARCÍA MARQUEZ Y LA BARRIADA

Como soy un agnóstico recalcitrante, que en estos días no puede decir "Felices Pascuas" (porque además, me sale -enseguida- la casa está en orden), ni tampoco "Shana Tová" por el Pesaj (la Pascua judía), me imagino una barriada, en algún lugar del universo, donde ciertos tipos se encuentren a tomar un café, a charlar sobre el mundo... Juan Gelman hablará sobre el Atlanta de sus amores y el Gabo sobre la página en blanco. Discutirán con Laclau sobre la "hegemonía y el populismo". Y Alcón les recordará su magnífica interpretación de un diablo criollo en "Nazareno Cruz y el lobo" de Leonardo Favio. Y el marido de Nazarena Vélez, bebiendo su vermouth o un fernet, comentará algo sobre el mundial que se viene. Y puede que allí se trenzen Gelman y García Marquez, uno a favor de Argentina y el otro de Colombia, hoy dirigida por el argentino Néstor Pekerman. Así fluye la vida y de ese modo, prefiero imaginarlos.
Y porque no sumar a ese grupo a algunos mitos argentinos como el Che, Juan y Eva perón, Jauretche, Alfonsín, ... Y tipos y tipas como Batato Barea, Leonardo Favio, Chavela Vargas, Cesaria Évora o Buenaventura Durruti. Y Néstor Kirchner, leería el Clarín, mientras charlara...
Un barrio con cafecitos en las veredas para el verano, llenos de vida. Ese barrio quiero, para quien ya no tendría cien años de soledad.

jueves, 27 de marzo de 2014

Españoles, Suárez ha muerto. Viva España!!

Les recomiendo leer en el Blog de Nacho Rivas "Españoles, Suárez ha muerto. Viva España!!

Pueden leerlo clikeando ese blog, a la derecha de este. 

domingo, 16 de marzo de 2014

SOBRE ESTEREOTIPOS. AHORA LAS MODELOS SON ACADÉMICAS

Modelada

 Por Flor Monfort (Página12)

En una época se decía que Valeria Mazza teñía a los hijos. Ese amarillo yema de huevo no podía brillar tan parejo en las cabecitas pixeladas de los niños que todos los años juguetean en las arenas esteñas. También corrió un rumor sobre su luna de miel: que en un momento de las largas jornadas entre los recién casados, que convivían con los fotógrafos a una distancia prudencial para que las imágenes parezcan casuales pero no tanto, Alejandro Gravier se acercó a los paparazzis y les dijo: “No me la banco más a esta boluda”. Y algo que no es un rumor, sino el eco mismo de su voz paposa en la televisión, trae a la memoria esa declaración evidentemente sincera sobre la posibilidad de que una pareja del mismo sexo pueda adoptar y criar a un niño o niña. No lo dijo con estas palabras pero lo podría haber hecho: a Vale le parece un horror.
Su marido, Gravier, el que desfiló con galera y bastón el día de la boda televisada y siempre ofició de manager canchero, flamante accionista del New York Times, hoy la mira desde la platea de la Universidad de Palermo, donde Mazza presentó el programa educativo de su carrera. A partir de abril dirigirá un plan de estudios destinado a hombres y mujeres que quieran ser modelos y modelas. ¿Qué modelan? Ropa en principio, accesorios, joyas. Si son afortunados y logran trascender la pantalla, modelarán estilos de vida, conductas, formas de fumar o de cortarse el pelo. Pero Vale, feliz por el primer aniversario de Pancho al frente del Vaticano, se sentó junto a Oscar Echevarría, el rector de la UP, y diseñó un programa acorde a las necesidades de los y las futuras estudiantes, tan jóvenes ellos y ellas que más vale que alguien se ocupe de explicarles. Porque, se sabe, modelar no es fácil: hay que esperar mil horas hasta que preparen las tomas, comer la ensalada de rúcula con los ruleros puestos, con lo difícil que resulta mover la cabeza con tamaña rigidez en la coronilla, yirar de agencia en agencia hasta que un manager te acepte y seguir sus reglas. Ni hablar si sos del interior como Vale, y tenés que convivir en un departamento con otras chicas que ni conocés y con quienes te tenés que llevar bien sí o sí.
Al dudoso criterio de la institución (una universidad que tiene como principal canal de comunicación la emisión de Los Simpson e islas en los shoppings) de generar una aventura educativa con la señora que quiso ser Susana pero no pudo (y no pudo por la misma razón que la hace posar con cara de asco en una foto espontánea con los wachiturros), se suma la cara de piedra que hay que tener para plantarse en un auditorio a pedirles a los jóvenes que les saquen punta a los lápices para anotar los módulos de este carrerón: “Practicar para modelar” y “Conocer para modelar” con materias como “branding”, “equilibrio personal” o “mkt” (sic). Muchos jóvenes aplaudieron la apuesta, para la que no se requiere secundario completo y mucho menos (esto lo aclaró con mucho énfasis Vale ante el auditorio) ser lindo ni linda. Porque lo lindo de las personas va por dentro.
Es interesante el peso que tiene la palabra modelo cuando se trata, por ejemplo, de la rebelde Kate Moss, de la inconveniente Naomi Cambpell o de la súper popular Giselle Bundchen viralizando una foto de sí misma dando la teta a su bebe mientras la peinan y maquillan. Las modelos son desde los ’90 marcas en sí mismas si tienen la suerte de Valeria, Giselle o Naomi, pero una gran masa de anónimas siguen siendo caras y cuerpos que interpelan a un tipo de mujer, que debe ser de determinada manera y, sobre todo, tener la textura imposible del photoshop. Tecnologías al margen, poco funciona como espejo para una que no entra en los cánones (¿la mayoría?) y difícil es imaginarse cómo articular una enseñanza de este tipo sin desencajarse de risa, sobre todo cuando quien está a cargo tuitea cosas como “Hola!! Hoy empieza una semana muy linda e importante para mí, por un proyecto educativo que presentaré mañana..! Besos.
Besos a vos, Vale. Gracias por tanto.

martes, 4 de marzo de 2014

OSCAR; GLAMOUR Y POLÍTICA

La entrega de los premios, Oscar por parte de la  Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, no es solamente un hecho artístico, sino -y fundamentalmente- un hecho comercial y político.
El film "12 años de esclavitud" obtuvo dos estatuillas menores y el premio a la mejor película, aunque pareceía que podría arrasar con los premios. Pero es interesante analizar, que pasó con esta cinta 
Dirigida por Steve McQueen y basada en la historia de Solomon Northup, un hombre libre de raza negra que fue esclavizado injustamente en los tiempos en que Estados Unidos todavía debatía abolir la esclavitud, si bien tenía muchas nominaciones -9 en total-, se alzó con dos estatuillas "preliminares" (el premio a Lupita Nyong'o y el de mejor guión adaptado), para luego alcanzar el más importante de todos los rubros: mejor película.
¿Qué significa que en medio de la crisis que sacude los Estados Unidos, con un presidente negro acosado por la derecha del Tea Party, la película premiada sea precisamente esta?
¿Cuántas veces, hechos culturales como un film, sirven para exculpar o justificar o reafirmar personajes públicos? ¿Está necesitando el desgastado "Premio Nobel de la Paz" -que no ha dejado de promover intervenciones militares y ahora mismo amenaza a Rusia- un respaldo simbólico ante los avances de la derecha norteamericana?
En los años 70, el escritor chileno Ariel Dorfman escribió un libro memorable "Para leer al Pato Donadld". Tal vez, en una misma clave, sería interesante leer los Premios Oscar.

DON'T CRY FOR ME ARGENTINA

Interesante análisis de Mempo Giardinelli sobre Malvinas y la situación actual 

No, la Argentina no llora por usted, Sr. Cohen

 Por Mempo Giardinelli

En The New York Times del jueves, una nota de opinión titulada “Llora por mí, Argentina” y firmada por Roger Cohen, a quien La Nación presenta como “veterano periodista”, plantea una vez más el viejo mito de la Argentina rica y próspera del pasado, en contraste con un supuesto presente abominable.
La circunstancia que hoy vive este país torna ineludible refutar los conceptos del Sr. Cohen, que sostiene lo mismo que muchos artículos de Mario Vargas Llosa y otros connotados columnistas de El País, The Washington Post, O Globo y otros medios. De ello se hacen eco los exagerados corresponsales de los grandes diarios porteños, que los reproducen y destacan en portadas y portales y los celebran como victorias parciales contra el kirchnerismo.
Para clarificar a colegas como el Sr. Cohen, en primer lugar hay que subrayar que eso de que la Argentina “era un país más próspero que Suecia y Francia hace un siglo” es mentira. En todo caso, éramos un país periférico, casi una colonia, con muchas riquezas naturales pero estructuralmente atrasadísimo y gobernado por dirigencias prebendarias, racistas, corrompidas y serviles.
Desde luego que se puede entender que al Sr. Cohen le disguste tanto el peronismo, pero lo que importa acá y ahora no es discutir el peronismo con él, sino señalar su incapacidad de despojarse de prejuicios que lo llevan a confundir la compleja realidad de una nación que hace 100 años no sólo no era mejor que ahora, sino que era infinitamente peor, porque era mucho más injusta, de conductas primitivas y sometida a una aristocracia ciega y mezquina y a la codicia externa que siempre despertó su elogiada riqueza.
No vale la pena responder sus clichés sobre estadísticas, tipo de cambio y participación en los mercados de capitales, que parecen tomados de los artículos que aquí firman economistas de oscuros pasados. Pero sí cabe aclararle que en la Argentina no tenemos ninguna “obsesión” por lo que él llama despreciativamente “pequeña guerra perdida” en Malvinas, y en cambio, sí tenemos memoria de un atropello histórico, así como mucho dolor por la estupidez criminal de un gobierno militar asesino al que el país del Sr. Cohen protegió y ayudó de manera inmoral.
Por cierto, a este respecto, bueno sería exhortar al Sr. Cohen a que se pronuncie acerca de la moralidad política de las grandes guerras victoriosas de las que participó su país en por lo menos los últimos 150 años, o sea todas las guerras del mundo y en las que murieron varios millones de seres humanos.
Hay que puntualizar, además, que la Argentina nunca fue más próspera que Suecia, Francia, Austria, Japón y otros países que pone como ejemplo, porque desde la Independencia éste fue un país acosado y expoliado, con enormes masas de analfabetos, sobrado de explotación humana, sin leyes sociales y sin viviendas ni salud pública ni escuelas suficientes, y encima dirigido por políticos fraudulentos que sólo sabían medrar con el sudor de criollos e inmigrantes.
Es cierto que “teníamos las tierras más fértiles del mundo en la pampa”, pero la concentración en pocas familias y los nulos impuestos a la tierra improductiva hacían de esa riqueza un espejismo para millones de ciudadanos y ciudadanas que carecían de casi todos los derechos.
Por eso, le guste o no al Sr. Cohen, ese “coronel llamado Juan Domingo Perón y su mujer Eva” fueron quienes empezaron a cambiar las cosas. Con estrategias populistas y demagógicas, si se quiere, y con exaltaciones y una desprolijidad general que hubiera sido mejor evitar. Pero abrieron la posibilidad de una vida digna a los que hasta entonces solamente padecían humillaciones.
El Sr. Cohen escribe: “Había tanto para saquear, tanta riqueza en granos y ganado, que instituciones sólidas y leyes –sin mencionar un sistema de impuestos que funcione– parecían una pérdida de tiempo”. Claro que no se pregunta quiénes fueron los saqueadores, los dueños de granos y ganado o los que impidieron durante décadas “un sistema de impuestos”. La respuesta, si se lo preguntara, es muy fácil: eran y siguen siendo más o menos los mismos que hace 100 o hace 30 años, los mismos que ahora que sí tenemos un sistema fiscal evaden a lo bestia.
No soy quien para defender al peronismo, pero debiera el Sr. Cohen saber que por una neutralidad que ni su país ni la Europa blanca le perdonaron jamás, se inventó el mito de un Perón nazi-fascista con una esposa puta y ambiciosa, y así enlodaron toda posibilidad de comprensión y análisis. Sólo ignorando eso puede escribir que los argentinos amamos esa “mezcla extraña de nacionalismo, romanticismo, fascismo, socialismo, pasado, futuro, militarismo, erotismo, fantasía, lloriqueo, irresponsabilidad y represión”.
La nota del Sr. Cohen sólo muestra que no sabe nada de este país. Puros lugares comunes, frases hechas y los mismos, viejos eslóganes de ciertas derechas latinoamericanas.
Finalmente, escribir que “Brasil está en proceso de ser la Argentina, la Argentina está en proceso de transformarse en Venezuela y Venezuela, en Zimbabwe”, como postula el Sr. Cohen, es un comentario racista, discriminatorio y ofensivo para la nación africana, Brasil y nosotros, pero sobre todo es una afirmación equivocada y no inocente. Quizá le duele el ALCA, todavía, o no soporta la Unasur ni la Celac, pero un buen periodista profesional no debería desconocer que todos los pueblos en desarrollo tienen conflictos severos y que los procesos nacionales son únicos e intransferibles.
Y es cierto que hoy tenemos inflación y no tenemos políticas anticorrupción. Y también que las clases medias están enervadas y quedan todavía por lo menos tres millones de marginados. Pero al menos los nuestros salen a la calle y protestan, y tienen escuelas y hospitales gratuitos en muchos casos insatisfactorios, pero no padecen como los 40 millones de pobres que hay en el país del Sr. Cohen y que no pueden ir a hospitales públicos gratuitos porque de hecho no existen.
Tengo algunas diferencias con el gobierno actual, pero es el gobierno que eligió el pueblo argentino y el día que se retire será solamente porque otro partido le ganó en elecciones libres. Mientras tanto, las personas que como el Sr. Cohen opinan sobre la Argentina con tanta presuntuosidad y desconocimiento resultan patéticos. Tanto como los que aquí, en la Argentina, celebran su patetismo.

jueves, 27 de febrero de 2014

BLADES Y MADURO

Publicamos este interesante texto sobre la polémica entre el cantautor Rubén Blades y el Presidente Nicolás Maduro:
¡Qué fallo!
                                por Guillermo Rodríguez Rivera

Las verdaderas revoluciones son siempre difíciles. Che Guevara sabía algo de eso y decía que, en las verdaderas, se vence o se muere, porque una revolución no es una tranquila, pacífica obra de beneficencia, como cuando las encopetadas damas de la alta sociedad salen a hacerle caridad a los que no tienen justicia.

Una revolución es un vuelco, una ruptura, un abrupto cambio de perspectiva. Es cuando los oprimidos dejan de creer en que los que mandan –los que los oprimen– tienen la verdad de su lado, y piensan que el mundo puede ser diferente de como ha sido hasta entonces.

Pero claro que los opresores no se resignan a abandonar sus posiciones de dominio y luchan a vida o muerte por ellas, aunque aparentemente, los “otros” sean sus connacionales: enseguida se enajenan de la mayoría del pueblo, porque las revoluciones –no los golpes de estado– siempre son obra de la mayoría.

En un respetuoso diálogo con el presidente venezolano aunque no tanto con sí mismo, el cantautor Rubén Blades, hace años uno de los abanderados de la canción social en América Latina, expone su concepto de revolución:

            Para mí, la verdadera revolución social
            es la que entrega mejor calidad de vida a
            todos, la que satisface las necesidades
            de la especie humana, incluida la necesidad
            de ser reconocidos y de llegar al estadio
            de auto-realización, la que entrega oportunidad
            sin esperar servidumbre en cambio.
            Eso, desafortunadamente, no ha ocurrido
            todavía con ninguna revolución[1].

Ni va a ocurrir en ninguna revolución verdadera, Rubén. No era sino la voluntad de mejorar la calidad de vida de la gente lo que inspiró la Reforma Agraria cubana, que entregó parcelas a miles de campesinos sin tierra y, esencial para procurar mejor calidad de vida, fue la alfabetización cubana de 1961, porque no hay autorrealización sin saber leer– pero enseguida llegaron la invasión de Bahía de Cochinos y el bloqueo económico que es repudiado cada año en la ONU, aunque acaba de cumplir 52.

Me fascina esa idea de que una revolución social “satisface las necesidades de la especie humana”, y claro que eso solo lo hace una revolución cuando se la ve históricamente: no habría democracia ni derechos humanos sin la prédica de los iluministas: sin Voltaire, Montesquieu, Rousseau, pero los que llevaron adelante esas ideas en la práctica social, los que las impusieron como “necesidades de la especie humana” –Danton, Marat, Robespierre , porque las monarquías gobernaban por derecho divino– guillotinaron a la aristocracia francesa que se rebeló contra ellas, la aristocracia que ahogaba en sufrimientos, en miseria los derechos de lossans culottes, acaso los que Evita Perón llamó en su momento “los descamisados” y Martí “los pobres de la tierra”. 

El tiempo ha pasado, nos recuerda Blades, pero los derechistas venezolanos llaman “los tierrúos” a esos pobres sin zapatos que ellos explotan en el siglo XXI. Es imposible que una revolución haga felices a los dos grupos, porque la revolución va a dar justicia, y hacer justicia no es una fiesta de cumpleaños.

Es decir que nunca ha habido una revolución social como entiende Blades que debe ser. ¿Será que él no sabe lo que es una revolución social? Según se deduce de lo que escribe, no lo la sido ni la inglesa, ni la francesa, ni la rusa, ni la mexicana, ni mucho menos la cubana que lideró Fidel Castro. Presumo que tampoco la venezolana de hace doscientos años, pese a que Blades escribe de esa Venezuela que ama como “el pueblo de Bolívar”. Y ¿qué hizo el Libertador? ¿Una tranquila y plácida obra de bienestar social? No gritó Patria o Muerte, sino que firmó un decreto de guerra a muerte para los enemigos de la patria, que eran los de la revolución.

Blades no sólo lo proclama ahora en esa respuesta a Maduro, sino que lo cantaba en sus canciones latinoamericanistas: “de una raza unida, la que Bolívar soñó”. Entonces, ¿el intento de realizar el sueño de Bolívar no es el proceso integrador que emprendió Chávez, y que enfrenta a un imperio que nos quiere divididos, sino que únicamente servirá para mover el culo bailando salsa? Y cantar a voz en cuello: “A to’a la gente allá en los Cerritos que hay en Caracas protégela”. A “to’a esa gente” la protegen, además de María Lionza, los médicos de Barrio Adentro, porque esos que gritan y agreden en las calles no se ocuparon jamás de la salud de los venezolanos humildes.

Tal vez fue María Lionza la que los mandó a bajar de los Cerritos, cuando el golpe de estado de abril de 2002, para sitiar el ocupado palacio de Miraflores y exigir el regreso del presidente que habían elegido.  No te dejes confundir, Blades, “busca el fondo y su razón”, y trata de entender las revoluciones de la historia, no las que soñamos para tranquilizarnos.

Para Blades, el programa político del chavismo “obviamente no es aceptado por la mayoría de la población”. Lo que quiere decir que la mayoría que eligió a Maduro, no lo es.  Blades ignora las 18 elecciones ganadas por el chavismo y el casi 60% de votantes que el PSUV obtuvo en las elecciones de diciembre que la derecha dijo que sería un plebiscito– y declara mayoría a los representantes de la vieja derecha derrocada por Pablo Pueblo, porque ese hombre –nos recordó Neruda–  despierta cada doscientos años, con Bolívar.

Me recuerdo a mí mismo, en los años setenta, en el antiguo apartamento de Silvio Rodríguez, con su puerta negra en la que había golpeado el mundo, descubriendo los primeros trabajos de Rubén Blades con la orquesta de Willy Colón. Nos encantábamos de encontrar una salsa patriótica, “La maleta”, aunque sabíamos que no eran ideas unánimes entre los latinoamericanos. Ninguna idea hondamente renovadora consigue apoyo unánime, al menos cuando aparece: el poder establecido –eso que los norteamericanos llaman stablishmenttiene muchos resortes, muchas maneras de “convencer”, de imponer sus intereses, y sabe que son pocos los que no ceden ante ellos.

Una cosa es cantar y otra vivir lo que se canta, y cantarlo en todas partes. Tengo vivo el recuerdo de ese extraordinario salsero que es Oscar D’Leòn, cantándole, en los años ochenta, a un público cubano que lo adoraba, que llenaba un coliseo de 15 mil localidades para escucharlo y cantar con él. Lo recuerdo feliz, arrojándose al suelo del aeropuerto de La Habana para besar la tierra de la isla al partir y, a las semanas, lo vi abjurando de su viaje a Cuba, cuando los magnates del disco en el Miami contrarrevolucionario, lo acusaron de comunista por cantar en La Habana, y amenazaron con cerrarle todas sus puertas, que eran también las más lucrativas de su realización como artista.

Oscar sabía que esa derecha, esa burguesía –y mucho menos el poder imperial que tenían detrás– no bromeaban: a Benny Moré, que era el mejor cantante de América Latina, la RCA Víctor no le grabó un disco más cuando decidió quedarse a vivir y a cantar en la Cuba revolucionaria.

Todo me lo explico, pero tengo la tristeza de que ya no podré escuchar a Rubén Blades como ese cantor de nuestra América que quiso ser. 


lunes, 24 de febrero de 2014

¿SOCIALISMO, CUÁL?

La existencia de una serie de gobiernos que podemos llamar "progresistas" o "de izquierda" o "populares, tal el caso de Dilma en Brasil, del Frente Amplio y Pepe Mujica en Uruguay, de Evo, de Rafael Correa, de Hugo Chávez-Nicolás Maduro, del FSLN en Nicaragua o del Frente Farabundo Martí en El Salvador, nos llevan a preguntarnos sobre viejas discusiones, que nos revisitan desde fines del Siglo XIX.

Desde más o menos mediados de ese siglo, frente un mundo en el cual el sistema capitalista se convertía en el modo de producción dominante, aparecían tres alternativas contrahegemónicas: el anarquismo, el socialismo y el comunismo.

El anarquismo, cuya propuesta ponía su eje en la disolución del estado, nunca logró generar movimientos sociales que permitieran gestar una sociedad como aquella que soñaban los ácratas. Sin embargo, la participación de los anarquistas en las luchas obreras, en la organización de sindicatos, ha sido una marca indeleble en nuestra sociedad contemporánea...

El socialismo, intentó utilizar las vías del parlamentarismo de las democracias burguesas, para producir mejoras en las vidas de los trabajadores. A ellos, en cierta medida, se debe la aprobación -en diversos países- de leyes como la jornada laboral de ocho horas, el sábado inglés, las vacaciones pagas, etc. A ellos, claro. pero también al hecho de que ceder antes estos reclamos, resultaba funcional a una estrategia de supervivencia del capitalismo: el Estado de Bienestar es decir, la puesta en práctica de las teorías de John Maynard Keynes. Hoy, los partidos socialistas han virado hacia la socialdemocracia y muchos lugares son apenas variables algo menos conservadoras que los partidos de derecha o centro-derecha. Solo basta ver como actúa el Partido Socialista de Francia o el PSOE en España.
Basta recordar la canción de Sabina "Cuervo ingenuo" (dedicada a Felipe González) que decía: "Tú tirar muchos millones, En comprar tonto aviones, Al otro gran presidente. En lugar de recortar, Loco gasto militar, Tú ser su mejor cliente.Tú mucho partido pero... ¿Es socialista, es obrero? ¿O es español solamente? Pues tampoco cien por cien. Si americano también. Gringo ser muy absorvente."


Para otro momento quedará considerar el comunismo...

En la Argentina, hay dos expresiones vinculadas al socialismo, que me interesa analizar. El Partido Socialista y la UCR.
Nacido hacia fines del siglo XIX, el Partido Socialista tuvo en sus filas a personalidades históricas como el primer diputado socialista de América Latina: Alfredo Palacios, a Juan B. Justo, primer traductor de la obra de Karl Marx "El Capital" al español y Alicia M. de Justo, una fundamental dirigente feminista. Pero hoy es presidido por Hermes Binner, quién no tuvo empacho en decir que el votaría a Capriles si fuera venezolano, cuando este candidato de la derecha, sostenido por Estados Unidos se enfrentó a Nicolás Maduro. 
Del otro lado la UCR, que durante el alfonsinismo (el de Ricardo Alfonsín padre) se incorporó a la Internacional Socialista. Claro, que esa organización ya poco o nada tenía de socialista.

Hoy Maduro y antes Hugo Chavez lideran o lideraron el Partido Socialista Unido de Venezuela, fundado en 2008 con la participación de 92.000 delegados de un millón doscientos mil afiliados. Una organización que se define claramente como antimperalista, y cuyo líder inicial, el Comandante Hugo Chavez Frías supo decir: "Váyanse al carajo yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno."  No obstante, los "socialistas" argentinos apoyan a Capriles.

Claro que para nosotros eso no es nuevo. Cuando en 1946 surgía en Argentina una modalidad peculiar de estado de bienestar, a partir del liderazgo del entonces Coronel Perón, los socialistas marcharon en su contra, integrándose a la Unión Democrática organizada por el embajador norteamericano Braden. Lo que hubiéramos esperado es que Binner y sus amigos aprendieran algo de la historia, pero ahora como entonces, están donde Estados Unidos indica.



domingo, 23 de febrero de 2014

La adolorida Venezuela y una tarea

Artículo publicado en PAGINA 12 del domingo 23 de febrero

 Por Mempo Giardinelli
Mientras aquí se discuten aumentos salariales y nadie sabe si empezarán las clases ahora en marzo, y la oposición política ya hizo pública la amenaza de abandonar el Congreso la próxima semana –cuando la Presidenta pronuncie su informe anual del Estado de la Nación–, la hermana República Bolivariana de Venezuela se debate en un infierno que nos mira a los ojos.
No es una versión más de lo que cierta estupidez de moda aquí llama “grieta”, partición sólo verdadera en las esferas del poder y que no existe en las ciudadanías que trabajan decentemente todos los días y sólo quieren vivir en paz.
Lo que acaso permita entender la crisis que ha provocado la oposición en Venezuela –donde las instituciones republicanas parecen ser más débiles que aquí y donde la violencia también anida en los sectores más sumergidos y en los más poderosos, aunque por muy diferentes causas y razones, si es que hay “razones” para la violencia– es que allí emergieron una vez más los mismos viejos impulsos golpistas que son negados a diario –allá como aquí–, pero que saben echar leña al fuego de sociedades que estuvieron por muchos años cautivas mediáticamente, con clases medias enervadas y una demagogia feroz, incluida la de los opositores que acusan de demagogos a los gobiernos.
Esa película acá se conoce muy bien, pero lo adicionalmente grave es que ahora algunos quieren mostrar la tragedia venezolana como el anticipo de lo que supuestamente “se viene acá”. Y entonces hay que señalar claramente cuál es la cuestión de fondo, que es válida para Venezuela pero también para la Argentina: son los cambios económico-sociales de los últimos años –casi todo lo que va del siglo XXI– lo que se ha vuelto intolerable para los poderosos. Por eso sus “argumentos” son de enorme peso: cinismo perfecto; aplanadora mediática; absoluta falta de escrúpulos; completo desinterés por el destino de las grandes mayorías y los desheredados de la vida.
Venezuela es clave hoy porque en el fondo, para esos poderes, es inaceptable el freno a ciertas voracidades tradicionales; a la continuidad del rechazo al ALCA en 2005; a la aparición de millones de marginados que antes solamente se morían, pero ahora tienen acceso a educación, salud, vivienda y algunas posibilidades, y demandan más.
El poder del poder puede ser bestial, y lo están mostrando con la desestabilización de Venezuela. Más allá de cualquier torpeza, corruptela o mala gestión del chavismo, lo que está en juego es la enorme riqueza de ese país entrañable y un modelo democrático que venció en 18 de 19 elecciones. Por eso ciertos desatinados hablan de “dictadura”. Y por eso cuando el presidente Obama pide “restaurar la paz” y habla de “caos inaceptable en Venezuela” es válido sospechar que quizá se podría estar gestando –Dios no lo quiera ni permita– la conversión de Caracas en una Bagdad americana.
Por eso en la Argentina hay que rechazar de raíz el repudiable exabrupto del señor Luis D’Elía pidiendo el fusilamiento del sedicioso venezolano Leopoldo López. Semejante barbaridad no es más que otra cara de la misma moneda.
Lo cierto es que para el poder verdadero –el que anhela volver a dictar rumbos a una América latina que hace una década se salió del libreto neocolonial– es insoportable la Celac. Por eso los “asesores” de Washington son casi todos latinos de ultraderecha, particularmente cubanos, venezolanos, chilenos y colombianos todo servicio, personas capaces de llenarse las bocas con palabras democráticas pero dispuestas a cualquier acción violenta con tal de detener y revertir los procesos independentistas que se han producido, aunque tibios y apenas incipientes, en lo que José Martí bien llamó “Nuestra América”.
Basta ver y escuchar al desaforado, enardecido y gritón Leopoldo López para entender el grado de odio, rencor y furia que se ha desatado sobre Venezuela. Tenemos versiones argentinas de lo mismo. Por eso algunos discursos de la Presidenta los irritan tanto. Y por eso Maduro llamó ante todo a controlar la violencia: “Las órdenes son muy claras: mantener la paz, construir la paz, amansar a estos locos fascistas con la ley”.
De ahí que el apoyo argentino al gobierno venezolano, que es absoluto, es coherente. Porque lo que pasa en Venezuela puede pasar aquí y dondequiera. Aquí también la verdad se reclama todo el tiempo, aunque en realidad para nada interesa a los que tienen el poder, el verdadero poder, en sus manos. Aquí también critican la corrupción sin presentar pruebas y dejando pasar los miles de pequeños casos en que ellos mismos están o estuvieron involucrados. Como cuando en todos los ’90 y hasta 2003 en este país hacían silencio cómplice mientras sus economistas y lobbistas robaban a cuatro manos el patrimonio de los argentinos.
Lo más grave, sin embargo, lo alarmante es que ahora están mostrando ser capaces de una violencia que no necesitaron entonces. Y para ello cuentan con la necia complacencia de los que siguen y seguirán negando todo golpismo. Por eso al menos esta columna seguirá afirmando que el golpe está suspendido en el aire y sólo con buena gestión, más democracia y más paz se podrá neutralizarlo. Esa es la tarea cotidiana.

domingo, 16 de febrero de 2014

CIENCIA, TÉCNICA Y UNIVERSIDAD EN LA ARGENTINA, HOY

Recientemente el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, dió a conocer una importante noticia, acerca del aporte de científicos argentinos en relación al tratamiento del Cáncer.
Dice la crónica:

Un nuevo estudio de investigadores argentinos del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME-CONICET-FIBYME) promete cambiar el paradigma de los tratamientos contra el cáncer y contribuir con la comunidad científica en el camino hacia la cura de esta enfermedad. El mismo revela la naturaleza de uno de los mecanismos de resistencia tumoral de ciertos tipos de cáncer y cómo revertirla. La investigación fue publicada hoy en la prestigiosa revista científica Cell como artículo principal de la edición que lo incluyó en su portada. El anuncio fue realizado por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Dr. Lino Barañao y el Dr. Gabriel Rabinovich, director del Laboratorio de Inmunopatología del IBYME junto a miembros de su equipo científico.
Al respecto, el titular de la cartera de Ciencia expresó que “es un hecho de relevancia cuya importancia ha sido destacada por la revista más importante de biología celular, como es la revista Cell” y agregó que “se trata de un aporte excepcional al conocimiento universal”. Además aseguró que “es un aporte muy importante, no solo para el sector científico sino para el país, porque muestra otra variable que hay que sumarle a la ciencia argentina que ha sido siempre muy eficiente pero está logrando ser eficaz”.  Para finalizar, Barañao manifestó que “esto ejemplifica el ideal de hacer ciencia básica inspirada en el uso porque impacta económica y socialmente en toda la comunidad”.   
Ante el clima desestabilizador que atraviesa nuestro país, fomentado por los grupos concentrados de la economía y su aliados -tanto políticos como mediáticos- es bueno comentar, porque tantos intelectuales, científicos y miembros de la comunidad universitaria, apoyamos el proyecto que encabeza nuestra Presidenta.
La creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el mejoramiento presupuestario de la Agencia para la Promoción Científica y Tecnológica, un aumento cualitativo y cuantitativo del accionar del CONICET (más ingresos a la Carrera de Investigador, más becas, más de 1.000 científicos que trabajaban en el extranjero y volvieron al país, la creación de nuevos institutos, etc.), un aumento significativo del presupuesto universitario, la fundación de universidades, la  puesta en marcha de programas de becas para estudiar carreras prioritarias (tal el caso de las Ingenierías), el mejoramiento del salario docente universitario, la incorporación de las universidades públicas a la producción audiovisual -derivada de la aplicación de la Ley de Medios- son indicadores claros del compromiso de este gobierno con la ciencia, la técnica y la universidad.
¿Qué los salarios docentes universitarios podrían ser mejores? ¿Qué podría haber más becas? ¿qué algunas de las nuevas universidades creadas, se justifican más desde intereses de grupos políticos que desde las necesidades locales y regionales? ¿qué resulta importante una evaluación y eventual reforma de la Ley de Educación Superior? ¿que los sistemas de evaluación de proyectos e investigadores podrían mejorarse? ¿qué los incentivos para investigación de los docentes universitarios, no se están cobrando en tiempo y forma?
Si, son asignaturas pendientes. Pero sin duda, el balance es claramente favorable. ¿No les parece?


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