Un golpe a Netanyahu
“Irán avanza paso a paso al lugar que le
permitirá decidir si fabrica una bomba nuclear. Aún no ha decidido recorrer el
camino hasta el final.” Esta afirmación no proviene de cualquiera: la formuló
el teniente general Benny Ganza, jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel
(FDI), en una entrevista que concedió al periódico israelí Ha’aretz. No es
exactamente lo que opina el primer ministro Benjamin Netanyahu
(www.haaretz.com, 25-4-12).
El día de la conmemoración del Holocausto,
el premier israelí centró su discurso en la “amenaza existencial” que
representa Irán. Rechazó las duras críticas de que fue objeto por relacionar
ambos temas: “Temer a la verdad, que hay hoy en día quienes también buscan
destruir a millones de judíos, es faltarle el respeto al Holocausto e insultar
a sus víctimas”. Es el argumento victimista que el gobierno sionista reitera
para justificar su voluntad bélica. Y otras voluntades.
El general Ganza mostró optimismo en el
resultado de las negociaciones que el grupo P5+1 realiza con Irán, cuya primera
etapa finalizó la semana pasada. Señaló que las instalaciones nucleares iraníes
no son a prueba de bombas y que Teherán es consciente de ello. “Si el líder
religioso supremo, el ayatolá Alí Jamenei quiere, alentará la obtención de una
bomba nuclear, pero antes deberá tomar la decisión. Sucederá si Jamenei cree
que será invulnerable a la respuesta. Sería un error enorme y no creo que desee
llegar hasta allí. Pienso que la conducción iraní está integrada por gente muy
racional.”
El jefe de las FDI parece señalar varias
cosas: 1) que Irán anda lejos de una bomba nuclear, tal como saben los 16
servicios de inteligencia de EE.UU. y sin duda el Mossad[2],
el más penetrante, si no el mejor, de esa clase de servicios; 2) que la
histeria de Israel y su seguridad de que el programa nuclear de Irán se orienta
definitivamente a obtener la bomba están fuera de lugar; 3) que quien dirige
Irán es el máximo líder islamita –quien domina el 75 por ciento del Parlamento
desde las elecciones el 2 marzo– y no el vociferante presidente Mahmud
Ahmadineyad, gran derrotado en esos comicios, que niega la verdad del
Holocausto y quiere borrar del mapa a Israel; 4) que Jamenei es “muy racional”
y se abstendría de producir armas nucleares. Una visión muy diferente de la que
propagandiza Netanyahu.
Irán aceptó la propuesta de Obama de
iniciar conversaciones sobre su programa nuclear y el sábado 14 de abril tuvo
lugar la primera ronda en Estambul. Representantes del P5+1, formado por los
cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU –EE.UU., Gran Bretaña.
Francia, Rusia y China– más Alemania se reunieron con la delegación iraní
encabezada por Saeed Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad
nacional, en conversaciones que funcionarios de la Unión Europea calificaron de
“constructivas” y “positivas”. Fuentes del lado iraní, sin embargo, señalaron
que era prematuro juzgar el clima del diálogo antes de escuchar los puntos de
vista de cada parte (www.presstv.ir, 14-4-12). Netanyahu se enojó.
El primer ministro israelí dijo que Irán
obtuvo “un regalo” de las potencias occidentales que le permitirá seguir
enriqueciendo uranio durante cinco semanas, ya que la segunda ronda se
realizará el 23 de mayo en Bagdad (//latimesblog.latimes.com, 15-4-12), y
exigió que Irán detenga ese proceso y entregue todo su uranio, condición
imposible para Teherán. Pedir lo imposible entraña el riesgo de no obtener lo
necesario, decía Napoleón.
En esta primera ronda las partes acordaron
que Irán, en tanto que Estado parte del Tratado de No Proliferación Nuclear de
la ONU (NPT, por sus siglas en inglés), está obligado a probar que su programa
nuclear sólo tiene fines pacíficos, como afirma. Si así lo hiciera, tendrá
derecho a un programa de energía nuclear para usos civiles. También decidieron
disipar la preocupación internacional acerca del programa iraní mediante un
proceso gradual de construcción de confianza y sobre una base recíproca
(www.worldpoliticsreview.com, 16-4-12). La pregunta es en qué se basará tal
proceso.
Se sugiere, por ejemplo, que si detiene su
enriquecimiento de uranio, que llegaría al 20 por ciento, y retira de su
territorio el material enriquecido, la comunidad internacional, a su vez,
proveería a Irán de combustible nuclear para su reactor de uso medicinal o
aliviaría las sanciones que ya le ha impuesto. No deja de ser una
contradicción: si los inspectores del Organismo Internacional de Energía
Atómica comprueban que el programa iraní es claramente pacífico, ¿por qué
aplicarle sanciones y por qué retirarle el uranio enriquecido?
Es, de todos modos, alentador que se
intente resolver el problema mediante negociaciones diplomáticas en vez de los
bombardeos que anunció hace tiempo Netanyahu. El general Gantz cree que serán
fructuosas. Su jefe no quiere esperar.
[1]
Publicado en el diario PÁGINA 12 el domingo 29 de abril de 2012.
[2] Lamentablemente
el Mossad y los ex-militares franceses derrotados en Argelia, que formaron la
OAS fueron los principales asesores sobre contrainsurgencia durante la
dictadura militar argentina (1976-1983). Nota de Pablo. No corresponde al texto
de Juan Gelman.
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