martes, 1 de mayo de 2012

Contradicciones ideológicas en la mirada de un niño

Acabo de ver, con mi hijo Gabriel "La culpa la tiene Fidel"...

La faute à Fidel! ("La culpa la tiene Fidel") es una película franco-italiana de 2006 dirigida por Julie Gavras. El filme es una adaptación de la novela Tutta colpa di Fidel de la escritora italiana Domitilla Calamai.

La película se centra en la historia de Anna de la Mesa (Nina Kervel-Bey), una niña de 9 años que tiene que enfrentar duros cambios en su estilo de vida cuando sus padres se convierten en activistas radicales en París en 1970. Su padre, el abogado español Fernando (Stefano Accorsi), es inspirado por la oposición de su familia al régimen de Francisco Franco y por la victoria de Salvador Allende, por lo que decide renunciar a su trabajo y se dedica a organizar activistas para la causa chilena en Francia. Su madre (Julie Depardieu) es una escritora para Marie Claire, pero también documenta historias de mujeres que han abortado voluntariamente. Debido al cambio ideológico de sus padres, el estilo de vida burgués de la familia desaparece, por lo que Anna tiene que ajustarse a tener niñeras extranjeras, a la comida extraña y a un apartamento lleno de revolucionarios.
El filme está lleno de una mezcla de filosofías e ideologías incluyendo comunismocatolicismo, mitología griega y asiática a las cuales Anna debe acomodar con sus propias creencias.

En abril, estando en Praga, visité el Museo del Comunismo, en el que puede verse todo el proceso histórico que arranca con las etapas previas, a que la ex–Checoslovaquia se transforme en un país comunista, pasando por las revueltas de 1968, hasta la Revolución de Terciopelo.
A mí, que vengo de una familia comunista, se me estrujó el corazón de ver cómo, en nombre de la libertad, la paz y la justicia, se implantó un régimen de terror, exportado por Stalin.
Me hizo recordar a cuando en 1967, me fueron a buscar a la escuela secundaria los miembros de la Federación Juvenil Comunista para afiliarme. Y en 1968, con apenas 14 años renuncié, al oponerme a la invasión soviética a Checoslovaquia.
Recuerdo también, que mi renuncia la hice invocando un texto de Lenin (“El estado y la revolución”) en el que sostiene que ningún pueblo que haya hecho su revolución, tiene ni el deber, ni el derecho, a imponerla a otros pueblos.
En fin ¡como fueron bastardeados y traicionados los sueños de Marx, Engels, Lenin y Trotsky!

Volviendo a la peli, se las recomiendo, porque más allá de lo ideológico, está la genialidad de mostrar, como las contradicciones de sus padres y sus familias, son comprendidas por una niña de 9 años. Y tiene escenas imperdibles, como una en la que los amigos (militantes de izquierda, latinoamericanos que viven en París) intentan explicarle a Anna la plusvalía.

Reflexiones para compartir, en un Primero de Mayo. ¿Qué pensarían de todo esto los Mártires de Chicago?

Y una digresión final…  En el fútbol, soy hincha de Argentinos Juniors, equipo cuyos colores son el rojo y blanco (más rojo que blanco). El club se llamó antes “Mártires de Chicago” y fue creado por obreros socialistas y anarquistas del Barrio La Paternal, de Buenos Aires.
De allí salieron grandes jugadores como Maradona, Batista, Redondo, Riquelme, Sorín y varios más… pero esta es otra historia.

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