Hoy hay elecciones en Grecia, y la disputa entre un partido conservador (Nueva Democracia) y un grupo de izquierda radical, que postula no aceptar las imposiciones del FMI, que conducen a más pobreza para la mayoría de los griegos y el salvataje -¡cuando no!- de los bancos.
Desde hace un tiempo, un barrio de Atenas está bajo control del grupo neonazi Amanecer Dorado, que gobierna el barrio como si fuera un cuartel... Expulsó de ese territorio a los inmigrantes y a los indigentes, y prohibió los grafittis.
Este grupo, convertido en partido político obtuvo el 15% de los votos en las anteriores elecciones griegas.
En los últimos años, grupos neonazis alemanes y franceses, agredieron de mil maneras a inmigrantes turcos, argelinos, rumanos y de otras minorías étnicas y/o religiosas.
En Francia Marine Le Pen, con un discurso de ultraderecha, cosechó un número importante de votos para el racista Frente Nacional.
En España la Falange y otros grupos derechistas, revindican a Franco, proponen la expulsión de los inmigrantes, apoyan a los sectores más conservadores de la iglesia católica y niegan el derecho de las víctimas del franquismo, a conocer la historia y de los españoles a recuperar la memoria histórica.
Las crisis económicas siempre han sido buenas para desplegar movimientos fundamentalistas y mesiánicos. En 1993 el movimiento nazi estaba lejos de tomar el poder. En las elecciones de 1932 había logrado un magro 33%, nos recuerda Pablo Karakachoff desde "El ojo digital." Sin embargo, el discurso de Hitler, prometiendo a la pobre Alemania de entonces, volver a ser un imperio, cautiva a muchos alemanes y permite que los nazis se instalen en el poder, con las consecuencias que todos conocemos. O casi todos, porque como comentábamos en nuestra entrada de ayer en este blog, el Papa Benedicto está intentando revindicar al obispo Williamson, que en nuestra Argentina negó la existencia del holocausto, al igual que los neonazis.
En América Latina también circulan los discursos racistas y xenófobos, así los hinchas de varios equipos insultan a la de Boca Juniors, diciendo que son todos "bolivianos y paraguayos." Esto es, pertenecer a esos grupos de inmigrantes opera como insulto y desacreditación.
Es necesario estar alerta, porque a veces, hombres y mujeres justos y sensibles, caen en la trampa del discurso que afirma que no hay trabajo por culpa de los inmigrantes. O que los hospitales están llenos de "bolitas" y "paraguas" que desplazan a los argentinos del los servicios de salud.
El "enano fascista" que todos tenemos dentro, no descansa.
Desde hace un tiempo, un barrio de Atenas está bajo control del grupo neonazi Amanecer Dorado, que gobierna el barrio como si fuera un cuartel... Expulsó de ese territorio a los inmigrantes y a los indigentes, y prohibió los grafittis.
Este grupo, convertido en partido político obtuvo el 15% de los votos en las anteriores elecciones griegas.
En los últimos años, grupos neonazis alemanes y franceses, agredieron de mil maneras a inmigrantes turcos, argelinos, rumanos y de otras minorías étnicas y/o religiosas.
En Francia Marine Le Pen, con un discurso de ultraderecha, cosechó un número importante de votos para el racista Frente Nacional.
En España la Falange y otros grupos derechistas, revindican a Franco, proponen la expulsión de los inmigrantes, apoyan a los sectores más conservadores de la iglesia católica y niegan el derecho de las víctimas del franquismo, a conocer la historia y de los españoles a recuperar la memoria histórica.
Las crisis económicas siempre han sido buenas para desplegar movimientos fundamentalistas y mesiánicos. En 1993 el movimiento nazi estaba lejos de tomar el poder. En las elecciones de 1932 había logrado un magro 33%, nos recuerda Pablo Karakachoff desde "El ojo digital." Sin embargo, el discurso de Hitler, prometiendo a la pobre Alemania de entonces, volver a ser un imperio, cautiva a muchos alemanes y permite que los nazis se instalen en el poder, con las consecuencias que todos conocemos. O casi todos, porque como comentábamos en nuestra entrada de ayer en este blog, el Papa Benedicto está intentando revindicar al obispo Williamson, que en nuestra Argentina negó la existencia del holocausto, al igual que los neonazis.
En América Latina también circulan los discursos racistas y xenófobos, así los hinchas de varios equipos insultan a la de Boca Juniors, diciendo que son todos "bolivianos y paraguayos." Esto es, pertenecer a esos grupos de inmigrantes opera como insulto y desacreditación.
Es necesario estar alerta, porque a veces, hombres y mujeres justos y sensibles, caen en la trampa del discurso que afirma que no hay trabajo por culpa de los inmigrantes. O que los hospitales están llenos de "bolitas" y "paraguas" que desplazan a los argentinos del los servicios de salud.
El "enano fascista" que todos tenemos dentro, no descansa.