domingo, 17 de junio de 2012

SOBRE RACISMOS, XENOFOBIA Y EL ENANO FASCISTA

Hoy hay elecciones en Grecia, y la disputa entre un partido conservador (Nueva Democracia) y un grupo de izquierda radical, que postula no aceptar las imposiciones del FMI, que conducen a más pobreza para la mayoría de los griegos y el salvataje -¡cuando no!- de los bancos.
Desde hace un tiempo, un barrio de Atenas está bajo control del grupo neonazi Amanecer Dorado, que gobierna el barrio como si fuera un cuartel... Expulsó de ese territorio a los inmigrantes y a los indigentes, y prohibió los grafittis.
Este grupo, convertido en partido político obtuvo el 15% de los votos en las anteriores elecciones griegas.
En los últimos años, grupos neonazis alemanes y franceses, agredieron de mil maneras a inmigrantes turcos, argelinos, rumanos y de otras minorías étnicas y/o religiosas.
En Francia Marine Le Pen, con un discurso de ultraderecha, cosechó un número importante de votos para el racista Frente Nacional. 
En España la Falange y otros grupos derechistas, revindican a Franco, proponen la expulsión de los inmigrantes, apoyan a los sectores más conservadores de la iglesia católica y niegan el derecho de las víctimas del franquismo, a conocer la historia y de los españoles a recuperar la memoria histórica.


Las crisis económicas siempre han sido buenas para desplegar movimientos fundamentalistas y mesiánicos. En 1993 el movimiento nazi estaba lejos de tomar el poder. En las elecciones de 1932 había logrado un magro 33%, nos recuerda Pablo Karakachoff desde "El ojo digital." Sin embargo, el discurso de Hitler, prometiendo a la pobre Alemania de entonces, volver a ser un imperio, cautiva a muchos alemanes y permite que los nazis se instalen en el poder, con las consecuencias que todos conocemos. O casi todos, porque como comentábamos en nuestra entrada de ayer en este blog, el Papa Benedicto está intentando revindicar al obispo Williamson, que en nuestra Argentina negó la existencia del holocausto, al igual que los neonazis.


En América Latina también circulan los discursos racistas y xenófobos, así los hinchas de varios equipos insultan a la de Boca Juniors, diciendo que son todos "bolivianos y paraguayos." Esto es, pertenecer a esos grupos de inmigrantes opera como insulto y desacreditación. 


Es necesario estar alerta, porque a veces, hombres y mujeres justos y sensibles, caen en la trampa del discurso que afirma que no hay trabajo por culpa de los inmigrantes. O que los hospitales están llenos de "bolitas" y "paraguas" que desplazan a los argentinos del los servicios de salud.


El "enano fascista" que todos tenemos dentro, no descansa.



sábado, 16 de junio de 2012

MUCHAS HISTORIAS, QUE RESULTAN SIENDO UNA


De ajustes, represión, cacerolas y mala leche…


El 16 de junio de 1955 se produce un bombardeo sobre la Plaza de mayo, en Buenos Aires, después que se produjera un intento de golpe de estado contra el gobierno encabezado por Juan Domingo Perón, en el transcurso del cual, aviones rebeldes arrojaron bombas , ocasionando más de 308 muertos y alrededor de 800 heridos.
Esa noche, el pueblo peronista enardecido, produjo una quema de iglesias en el centro de la ciudad. Sin duda, los obispos y sacerdotes que calificaron a esa gente como de hereje, hoy serían más amigos de Ratzinger que de Leonardo Boff. Y en los setenta lo hubieran sido del cura represor Von Wernich y no del padre Mugica. Sin embargo, Benedicto XVI quiere volver a los partidarios de Lefevre una prelatura similar al Opus Dei, retornando al Obispo Williamson –que niega el holocausto, y por ello fue retirado de Argentina, a pedido del gobierno- a ejercer en plenitud.
Hay que estar atento, porque a pesar de que estamos en democracia y el gobierno defiende a pleno los derechos humanos, el asesino del maestro Fuentealba camina por las calles de Zapala, por “un error administrativo” –según el encargado de la unidad penintencial responsable de su detención.

El economista rebelde Manfred Max Neef, nos muestra que en 2008, con lo invertido para salvar a los bancos por parte de la unión concertada de seis bancos centrales (USA, UE, Canadá, Japón, Gran Bretaña y Suiza), a lo que se sumó un subsidio aprobado por el congreso de los Estados Unidos y luego otro más, se hubiera podido terminar con el hambre en el mundo, durante 600 años, según datos de la FAO (organización de Naciones Unidas, para la agricultura y la alimentación). Pero eso no se detiene. Hace muy poco el Gobierno Español aprobó un apoyo financiero al Bankia (el cuarto banco en importancia de España), realizando terribles recortes en salud, educación y políticas sociales. Es decir, que son más importantes los bancos que la gente. Esos mismos bancos, que salvó Cavallo  en Argentina, con el corralito. Y que no tuvieron la sensibilidad de devolverle el dinero, ni siquiera a muchos ancianos que habían ahorrado para tener una vejez en paz.
Pero el FMI, en su revisión de la economía española, le da consejos a Rajoy para que “aumente los ingresos con una subida del IVA y de los impuestos especiales, y contemple futuros recortes de salarios públicos" –nos informa Tiempo Argentino.
Quizás deberían escuchar al Premio Nobel de economía 2011. Que se siente avergonzado cuando en su país –USA- se hacen recomendaciones a España y otros países, para salir de la crisis, cuando –afirma- tienen iguales problemas que esos países.
Mañana los griegos van a votar, y optarán por seguir sumergidos a las órdenes del FMI y de Angela Merkel o intentarán salir de yugo, siguiendo al líder de Syriza, Alexis Tsipras, quién “…responsabiliza a socialistas y conservadores del nepotismo que ha llevado al país al borde de la catástrofe. En su opinión, no se puede salvar a Grecia con un programa de recortes que ahogó a la economía y convirtió en desempleado a uno de cada dos jóvenes.” (Takis Tsafos).
En Paraguay, mientras tanto, el Presidente Lugo destituyó a un importante aliado político, el ministro del Interior, Carlos Filizzola y al comandante de la Policía, Paulino Rojas, tras el sangriento enfrentamiento entre policías y campesinos en una hacienda del noreste del país. Las viejas fuerzas del régimen stronista, en la patria de Gaspar Rodríguez de Francia, están casi intactas como algunos bolsones de la represión, en nuestro país.
Según Infonews, la Argentina, ocupa el puesto 17 de un ranking mundial de la felicidad. Ese estudio mide la esperanza de vida al nacer, el bienestar autopercibido y la huella ecológica, que indica el impacto ambiental de la actividad humana. Costa Rica encabeza la tabla. Otros países americanos también están bien arriba. Pero la medición resulta algo sospechosa, cuando la tan golpeada por la violencia Colombia, está en tercer lugar.

Tal vez no haga falta este ranking, para darnos cuenta que vivimos en un país bien diferente, al que los que “cacerolean” pidiendo libertad para comprar dólares, dicen es una “dictadura similar a Cuba o Venezuela.” Lo bueno es que ahora solo pueden golpear cacerolas y antes, golpeaban gobiernos populares.



domingo, 10 de junio de 2012

¿Hay libertad en la Argentina?

Los apóstatas del libre-comercio, que de libre no tiene nada, porque uno tiene que comprar o vender al precio que ellos ponen (como es, hoy por caso, el precio de la yerba mate), se juntan con la defensora mediática de los genocidas de la dictadura -Cecilia Pando- para dar cacerolazos en los barrios ricos de la Ciudad de Buenos Aires. Y de tan respetuosos que son, no tienen empacho en agredir brutalmente a los periodistas de "6, 7, 8."
Ellos son los que se llenan la boca diciendo que en Argentina no hay libertad, porque no se pueden comprar dólares.
El miércoles pasado, compramos dos pasajes para viajar a España. Los pagamos en pesos y al cambio oficial de 4,59 pesos por dolar. Nadie nos pidió declaración jurada alguna. Y si algo sucediera, tenemos la declaración jurada en la AFIP que muestra que nuestros ingresos justifican esa compra.
Pero la cuestión de "pesificar" la economía es más compleja, por eso subo esta interesante nota de Mario Wainfeld, en la que analiza críticamente el manejo del dolar que está haciendo el gobierno de Cristina Fernández.



Verde que te quiero blue

http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Mario Wainfeld
Los gobiernos kirchneristas llevan nueve años de inusual sustentabilidad económica y estabilidad política. La fortaleza en reservas es una de las claves del éxito (siempre relativo e incompleto) del “modelo”. En una coyuntura mundial, regional y local signada por la crisis económico financiera, es forzoso revisar los instrumentos utilizados. Es válido y hasta necesario que el Gobierno busque conservar los dólares que posee y atesoró merced a un formidable esfuerzo social.
Las restricciones a las ventas de divisas, contra lo que proclama la Vulgata dominante, son legales tanto como usuales en nuestra historia y en la práctica de otros países. Una devaluación abrupta del peso no funcionaría del modo (en promedio) virtuoso de la de principios de siglo: otras son las circunstancias domésticas y globales. Se produciría una fuerte transferencia de ingresos contra los sectores de ingresos fijos o en general menos poderosos. Y, lo que es suficientemente grave, el Estado perdería el timón de la economía.
Esas son las principales y sólidas razones del oficialismo referidas al universo pluricolor del dólar. Lo han llevado a modificar sus políticas precedentes, aunque esto no se diga tanto. También es real que hay sectores pro devaluación que tratan de forzar un escenario propicio a sus intereses. Y especuladores que procuran ganancias pingües a río revuelto.
El Gobierno obra bien, a grandes trazos. Y, como es proverbial, señala bien a los principales adversarios de su política, convalidada por las mayorías. En la lectura del cronista, empero, falla en aspectos sustanciales de “sintonía fina”. Y yerra en damnificar intereses de (y cuestionar discursivamente a) actores sociales que debería atender con más cariño.
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El dólar es un bien escaso, por lo tanto regular e intervenir en los mercados respectivos es una prerrogativa-deber del Estado. No tienen razón quienes alegan una plenipotencia individual para traficar con divisas. Sobra jurisprudencia sobre el tema, lo que no equivale a vaticinar que no habrá amparos exitosos contra las restricciones. Ello es así por dos razones. La primera, digamos virtuosa, es que una norma genéricamente correcta puede ser ilegalmente nociva en casos particulares, que la Justicia debe contemplar. La segunda, no tan dichosa, es que hay demasiados jueces con “la cautelar fácil” y voluntad de tener su cuarto de hora (multi)mediático.
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Las medidas oficiales tendieron, mayormente adrede, a disuadir a potenciales adquirentes de divisas. Algunas son relevantes y redondas, como las imposiciones para liquidar a exportadores, en especial a empresas mineras o petroleras.
Pero el corte abrupto (mal explicado y sin regulaciones conocidas, dos manejos cuestionables desde el ángulo republicano) también concierne a gentes de a pie. Muchos, acomodados en el esquema prexistente, son deudores de transacciones privadas en dólares. Otros quieren ejercer el derecho constitucional de viajar, que supone el de proveerse de moneda. Y también hay trabajadores provenientes de países vecinos que desean (y tienen sobrado derecho a) remesar plata a su familia, en la moneda de su patria de origen. Son algunos ejemplos sencillos, habrá más.
Funcionarios han repetido que sólo el once por ciento de los argentinos se interesan en el dólar, repitiendo en el concepto aunque superando en la cifra a la vieja frase de Perón. El cálculo es discutible, porque se funda en quiénes fueron adquirentes en el mercado formal. Se reconoce que hay otro, por lo que la cifra es relativa. Y cabe añadir un dato impresionista: en el caso de viajeros al exterior cuando no había controles severos, debía ser usual que hubiera un solo comprador por grupo familiar o pareja... pero en verdad el número de interesados se multiplicaba.
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El mercado de inmuebles usados en los grandes centros urbanos (dolarizado casi siempre desde hace añares) es otro intríngulis. Bregar para un “cambio cultural” que induzca a pesificar tales operaciones es loable pero su eficiencia está en duda. En el medio, será una prueba de fuego si el tránsito no impacta en la industria de la construcción, una rama mano de obra intensiva, bastión del “modelo”. La dirigencia de la Uocra expresa preocupación en privado, con cifras ya públicas en la mano. Un problema clásico de la economía política: un instrumento no resuelve todos los objetivos y a menudo empioja otros diferentes aunque vinculados con el perseguido.
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La inflación es una zona oscura del relato oficial. Si de eso no se habla, no hay diagnóstico riguroso. El cronista recomienda la lectura total del reportaje al economista Héctor Valle publicado en Página/12 el 24 de mayo. Valle defiende las regulaciones a las transacciones financieras, se opone al desdoblamiento del mercado cambiario o a una devaluación. Pero señala con énfasis que “en un contexto de inflación de dos dígitos es bastante complicado tener un ajuste cambiario del 5 o 6 por ciento anual”. Y agrega “lo que precisa la Argentina es una política muy fuerte antiinflacionaria. Creo que ahí estamos en mora. Los precios en el país, por distintas razones, se han ido más allá de lo que se esperaba”. Profano en la materia, este cronista adhiere. El índice del supermercado (o changuitómetro) prima con buenas razones en el imaginario de gremialistas y personas del común.
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El oficialismo exhibe credenciales fuertes, casi únicas: nueve años sin crisis sistémicas, la cotización de las divisas bajo control, achicamiento de la deuda externa, pago puntual (y trabajoso, valga subrayar) de los compromisos. En este año hay vencimientos muy fuertes.
Un sentido común expandido subestima esas referencias porque reacciona con reflejos adquiridos en 50 años previos a 2003. Son, al fin y al cabo, cinco décadas de vivencias contra un lapso importante pero más exiguo. Persuadir para desdolarizar mentes y conductas es una tarea ímproba, inviable si sólo se apela a prohibiciones. Disuadir (no del todo y no a todos) en el corto plazo es más sencillo (y menos interesante) que persuadir. No son métodos excluyentes, más vale.
Un par de acciones de estos días sugieren que hay ánimo de modificar el trazo muy grueso de las primeras movidas. Establecer un sistema particular para quienes se trasladan fuera de la Argentina es un buen aporte. Son infundados, en principio, los reproches al control sobre el origen del dinero, que también se ejercita respecto de autos cero kilómetro o de inmuebles. La informalidad no concede prerrogativas y la vigilancia estatal, bien ejercida, es una virtud.
La otra jugada, asombrosa para el cronista, es la negociación “a cielo abierto” entre Guillermo Moreno y operadores financieros del (si se permite mechar otro color) “mercado negro”. Tratativas de ese tipo, nadie lo duda, deben existir con frecuencia pero es exótico divulgarlas. Es bueno que el Gobierno se haga cargo de esa realidad disfuncional, o sea que no viva en Marte. Es rara la operatoria, sus resultados se irán viendo.
En promedio, el Gobierno tiene sus razones, que “bajadas” a la gestión se tornan rudimentarias. Mejorar la sintonía fina es forzoso, amén de una consigna presidencial. Cualquier objetivo, como sostener las reservas, es instrumental a necesidades varias: el crecimiento, el consumo, el nivel de empleo, políticas de segunda generación como vivienda, transporte y compensación de asimetrías sociales. De eso se trata, mientras se pulsea en la insensible city contra poderes fácticos desinteresados de todo lo ajeno al lucro propio.


¿Gerontocracia, joventocracia o falta de recursos en la UBA?

Dejan cesantes a docentes de la UBA -muchos de ellos muy prestigiosos- al no permitirles continuar en sus actividades hasta los setenta años. Esta medida marca una tensión no resuelta en el sistema universitario argentino y en particular en la UBA, en la que hay también jóvenes docentes-investigadores con doctorados y excelentes trayectorias, en cargos de Ayudante de Primera o Jefe de Trabajos Prácticos. ¿Discriminación por ser de edad avanzada? ¿Discriminación por ser jóvenes? ¿O insuficiente presupuesto universitario para poder retener buenos recursos humanos? Un tema polémico.


Una nota de Página 12 que aporta a la discusión.

Un reclamo que tuvo clase
Tres docentes dieron una clase para defender la aplicación de la ley que les otorga el derecho a enseñar hasta los 70. “No falta quien nos carga con que hemos pasado de las luchas del tercer mundo a las luchas por la tercera edad”, bromeó Eduardo Grüner.


Todos apelaron a alguna forma de humor para abordar el conflicto: la burla, la ironía, el juego semántico, la teatralización de los relatos revelaban, en todo caso, un profundo canal de reclamo. La “clase magistral” que tres profesores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) brindaron en un colmado auditorio de la Facultad de Sociales obtuvo un punto de encuentro: la defensa del cumplimiento de la ley de jubilación de los docentes universitarios que el Rectorado de la UBA no aplica, al impedir la continuidad de sus profesores más allá de los 65 años, cuando la ley les concede el derecho a enseñar hasta los 70. Sólo en este cuatrimestre, son 650 los profesores afectados. “Es feroz, nos están quitando la posibilidad de transmitir”, dijo el profesor Rodolfo Ermida. Para Eduardo Grüner, la política del Rectorado es parte de “un gigantesco ajuste” que provoca una “pérdida de sentido del trabajo” docente. En tanto, el docente Rubén Rojas Breu confeccionó una clase dirigida a las autoridades de la UBA cuya principal bibliografía era la Constitución de la Nación. Los dirigentes del gremio AGD, organizadores del encuentro, anunciaron una próxima movilización, aún sin fecha definida, hacia el Rectorado de la Universidad.
La clase fue abierta por el titular de la AGD, Santiago Gándara, quien dijo que la UBA se “basa para desconocer la ley en una visión completamente deformada de la autonomía” y se apoya “en una suerte de guerra del cerdo, llamando a una renovación generacional que es completamente falsa”. Gándara aseguró que “la lucha será hasta el final, hasta que la UBA reconozca el derecho a opción” jubilatorio de los docentes universitarios.
“Permítanme manifestar mi júbilo, no jubilación, júbilo por el carácter y la naturaleza misma de este acto –comenzó Gruner–. ¿Por qué estamos acá? Personalmente soy muy malo jugando a las bochas, y entonces uno viene acá a armar estas pequeñas tertulias –bromeaba el ensayista–. No falta quien nos carga con que hemos pasado de las luchas del tercer mundo a las luchas por la tercera edad”. Al momento de dejar los cuentos de lado, Grüner fue tajante: “Hay que insistir y subrayarlo. El incumplimiento de una ley del Congreso de la Nación votada por unanimidad en el 2009 significa un atentado que no podemos dejar pasar”.
“La espléndida, multitudinaria y combativa reacción que ha provocado este episodio tiene que ser síntoma de un profundo malestar –continuó Grüner–. Sus aristas van desde los problemas salariales, pasando por los edilicios, por las condiciones de trabajo, por la enormidad inaudita de que tengamos más de un 30 por ciento de nuestros docentes trabajando ad honorem. Pero hay algo más filosófico –dijo–, y es una cierta desazón, una cierta pérdida del sentido de nuestro trabajo.” También Grüner declinó la concepción de la autonomía universitaria planteada por el Rectorado: “El aire más profundo que respiramos es el lenguaje, y hasta tenemos que soportar la perversión lingüística, semántica, de que se utilice nada menos que la autonomía para perjudicar a aquellos para los cuales fue conquistada y destinada a proteger. Es decir, hasta el lenguaje está queriendo ser ajustado para hacerle decir lo que les conviene a los ajustadores”, apuntó Gruner.
Ermida, por su parte, apeló a los sentimientos y a su historia personal: “Me siento joven y saludable. Mi hijo hoy cumple dos años, soy padre primerizo –compartió–. A veces uno hace humor para tapar la tristeza, la bronca, porque nos han maltratado. Nos han quitado la posibilidad de seguir siendo docentes, nos están quitando la posibilidad de transmitir, y eso no se paga con ningún dinero, es gravísimo, yo añoro dar clases en la UBA”, confesó Ermida, para advertir: “Como dijo (Sigmund) Freud, la angustia uno la termina sublimando en un canto de lucha”.
El profesor Rubén Rojas Breu desplegó en un Power Point su “clase magistral” especialmente preparada para la “gestión” de la UBA. Su “bibliografía obligatoria” estaba centralizada en la Constitución de la Nación, y su “guía temática” iba desde el “respeto por la Ley”, “la educación pública y la UBA”, la “autonomía universitaria y la reforma del 18”, hasta las “pautas acerca de cómo se respeta la dignidad de las personas y los trabajadores”. El requisito que el profesor propuso para la aprobación de su clase era, principalmente, el “acatamiento de la Ley de la Nación 26.508 que establece el límite (de docencia) a los 70 años”.
Por último, y para volver al principio, el ex titular de la AGD, Néstor Correa, retomó el eje del conflicto y anunció una próxima movilización al Rectorado de la UBA.

Informe: Agustín Saavedra.

domingo, 3 de junio de 2012

¿Existen los "malos alumnos"?


Un interesante texto de Gabriela Dueñas, publicado en el Diario LA CAPITAL de Rosario.

¿Existen los "malos alumnos"?

Por Gabriela Dueñas
De cómo las escuelas y adultos responden a las diferentes necesidades que manifiestan niños, niñas y adolescentes a la hora de aprender
Por Gabriela Dueñas / Psicopedagoga (*)
Entendemos al aprendizaje como una problemática compleja en la que convergen una multiplicidad de factores, y al mismo tiempo, como un proceso que se despliega en un contexto socio-histórico-político y cultural particular, necesitando de ciertas condiciones básicas que garanticen su concreción. Cuando estas condiciones no están dadas, aparecen problemas como indicadores que evidencian tal complejidad.
No resulta difícil pensar entonces que simplificar los mismos, depositando toda la responsabilidad en los alumnos, ha sido y continúa siendo uno de los atajos más frecuentes a los que solemos apelar los adultos para desinvolucrarnos, de manera particular los padres, los docentes y hasta no pocos profesionales especialistas en infancia y adolescencia.
Al respecto, y si hacemos un poco de historia, cualquiera podrá recordar que siempre hubieron en las escuelas niños, niñas y adolescentes que manifestaban dificultades particulares en sus aprendizajes y/o en su conducta escolar; ante quienes "y por su propio bien", sus familias y las escuelas redoblaban sus esfuerzos disciplinadores, trabajando en forma conjunta para "normalizarlos". Cuando nada de esto funcionaba, se los derivaba al circuito de grados de nivelación, al de educación especial o simplemente quedaban excluidos del sistema escolar, cargando en su mochila de "mal alumno" con todo el peso del fracaso escolar.
Preocupante. Muchas de estas prácticas aún en pleno Siglo XXI no parecen haber cambiado demasiado. Resulta preocupante observar que a pesar de todos los esfuerzos realizados por intentar transformar a las escuelas de educación común en inclusivas, aquellas mismas dificultades que hacían de no pocos escolares "malos alumnos" (desatención, desorganización, desinterés, indisciplina, etcétera) hoy no sólo parecen haberse incrementado, sino que todo indica que aún estamos muy lejos de haber encontrado alternativas para aquellas viejas soluciones, que durante décadas enarbolaron como estandarte el recordado lema "la letra con sangre entra".
En lugar de avanzar en involucrarnos en el análisis de los complejos problemas con los que nos desafían hoy tantos chicos en las aulas, insistimos en seguir pensando que las dificultades que ellos manifiestan son un asunto exclusivamente de ellos, atribuyéndoselos a diversos "trastornos" derivados de supuestas deficiencias neurocognitivas.
Sobre esto, y si se considera el aumento llamativo de niños que hoy transitan por las aulas portando diagnósticos-etiquetas (como ADD-H, TGD, TOC, TOD o dislexias, entre otros) convalidados incluso por "certificados de discapacidad" que ahora se tramitan con llamativa rapidez a partir de la orden de cualquier médico de cabecera, puede concluirse que el preocupante fenómeno que se viene observando de los "malos alumnos" devenidos ahora en "deficientes", "trastornados" y "discapacitados", reviste una gravedad que no puede soslayarse en la medida que lo que están en juego son nada menos que los derechos de los niños.
Niños, niñas y adolescentes que se ven afectados por la imposición de rótulos derivados de prácticas médico-pedagógicas que con ligereza los estigmatizan, obturando al mismo tiempo toda posibilidad de escucha acerca de diversos padecimientos que están intentando comunicar, con la esperanza incluso, que alguien en la escuela los pueda ayudar.
Niños solos. Así, con frecuencia, nos encontramos que detrás de un marcado desinterés por lo que está explicando una maestra en clase, hallamos a un niño angustiado porque sus padres se están separando, porque escuchó que su abuelo está muy enfermo o porque su papá deberá ausentarse por mucho tiempo de la casa por motivos laborales. Otras veces, se trata de niños u adolescentes que se sienten o están muy solos, durante muchas horas, entreteniéndose con distintos tipos de pantallas, y que cuando llegan a la escuela quieren casi como una necesidad imperiosa interactuar con pares, jugar con ellos, charlar mirándolos a la cara, pero el recreo no les alcanza!
¿Se puede alguien imaginar cómo puede llegar a sentirse un chico cuando además de padecer cotidianamente situaciones de violencia familiar, desbordado, llega cada mañana a la escuela y no puede dejar de comportarse como un "mal alumno"? Y ¿Qué le resta sentir o pensar de sí mismo si además de no encontrar a ningún adulto que lo escuche, en su lugar, lo someten a la administración de una serie de observaciones y de tests con el objeto de medirle su nivel de funcionamiento cognitivo, para concluir luego y rápidamente que es él quien padece de un trastorno por algún tipo de deficiencia?
Resulta oportuno quedarse pensando entonces si este fenómeno que se observa en cualquier escuela, por el cual pareciera ser que se han sustituido viejas prácticas que calificaban como "malos" a aquellos alumnos que manifiestan dificultades de adaptación escolar, por una novedosa tendencia a "patologizarlos y medicalizarlos", casi con "naturalidad", no debiera ser considerado hoy como un potente analizador, al que parece necesario atender respecto de lo que nos puede estar ocurriendo como sociedad en relación a nuestros niños y jóvenes en situación de aprendizaje escolarizado.
Desde esta perspectiva, es válido preguntarse también si esta tendencia actual a intentar "normalizar" conductas "desadaptadas", apelando a tratamientos médicos psicopedagógicos que permiten disciplinarlos rápidamente, no se trata en realidad de una especie de atajo que permite sortear las complejidades de un problema de otra índole, con el que hoy parece que las infancias y juventudes actuales nos interpelan a todos, no sólo a los maestros y profesores.
Rol de los adultos. Además en el mismo sentido y en consideración a otros aspectos del mismo problema, resulta válido considerar que ante los profundos cambios socioculturales que atraviesan la época, impactando de lleno en la modelación de nuevos tipos de subjetividades (nuevas formas de ser niño, niña o adolescentes), no pocos escolares padecerían efectivamente de déficit de atención, pero de déficits de atención de parte de sus adultos que, al no comprender aún bien cómo es que aprenden en la actualidad las nuevas infancias y adolescencias (porque de hecho, por fuera de la escuela, sí lo hacen) tampoco saben cómo enseñarles lo que se pretende que aprendan. Y, lo que resulta aún más grave, es que como se carece de un pensamiento que nos permita entender por qué se comportan de una manera diferente de lo que esperamos, tendemos a patologizar la diferencia, es decir, a vivirla como extraña, calificándola como anormal (por fuera de la norma) o como se estila decir hoy a partir de las sugerencias del DSM IV (Manual Estadístico de Trastornos Mentales) como un trastorno.
¿Por qué no pensar que esto de los "malos alumnos" en realidad se trata de un "problema escolar"? Es decir, de un problema que en primera instancia involucra a la escuela como institución, teniendo en cuenta, además, que es ésta la única institución social que se propone albergar a todas las infancias y adolescencias actuales, y que mal o bien lo viene haciendo, cada vez más horas por día y desde muy temprana edad.
(*) www.forumadd.com.ar

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