sábado, 28 de abril de 2012


Son las 17 horas y llueve en Praga, he vuelto al hotel a descansar un rato, mientras espero que se haga la hora para ir a ver la ópera “Rigoletto” en el Teatro de la Ópera. Escucho un CD de música judía de David Popper, interpretado  por Jirí Hosek en cello y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Praga, que me compré ayer…

Hoy volví al barrio de la judería. La presencia de “lo judío” en Praga es realmente relevante.

Cuenta una leyenda –que acabo de leer en un libro llamado “El Golem de Praga. Leyendas judías del guetto”, que compré hoy en la librería de la Universidad- que la Reina Libuse, que mandó construir Praga en el año 730, tenía fama de vidente. Y una de sus predicciones hecha a su hijo, fue que cuando gobernara su nieto, iba a llegar gente de un pueblo proscripto que cree en un solo dios, que le iban a dar prosperidad a esta región. Hacia el año 870 Hostivit asumió el reinado y en un sueño, se apareció Libuse, quien le anunció que la profecía estaba por cumplirse. Así, años más tarde, un grupo de judíos expulsados de Moscovia, llegaron a Praga, fueron aceptados y se les entregaron unas tierras, en las que construyeron su pequeña ciudad.

Tal vez por eso, y aún a pesar de que hubo momentos de tensión con grupos antisemitas, la relación de los judíos con los checos, siempre ha sido cordial y fructífera. Y esto, también probablemente tenga que ver con el hecho que el pueblo checo no es religioso (según una guía que nos orientó en una excursión que hice, solo un 5% de los checos son religiosos y de ellos, un 3% católicos. Y esto es anterior al comunismo, de modo que no tiene que ver con el intento de implantar un sistema con ideología atea).

Recorriendo ayer la Sinagoga Vieja-Nueva[1] y el cementerio judío, y hoy la Sinagoga Española, que alberga un importante museo de la cultura y la historia judía (y también una hermosa colección de objetos rituales en plata), me puse a pensar en este destino del “judío errante.”[2] De un pueblo que habiendo perdido su tierra, estuvo condenado a vagar por el mundo y a pedir ser aceptado, tal como era.
En otro viaje, vi escrito en el frontispicio de la catedral de Toledo, en España, la mención del año 1492, como el de la expulsión de los judíos de España. Una y otra vez la condena a la errancia.
Así mis abuelos llegaron de Polonia y de Rusia a la Argentina, huyendo del hambre, la guerra y los pogroms.[3]
Según se cuenta por aquí, Hitler amaba tanto a Praga y vió el modo en que la comunidad judía local había producido obras increíbles en el terreno de las ciencias y las artes, que en lugar de destruir sus lugares (como lo hizo en el resto de Europa) decidió crear una especie de museo natural, en el que se iba a estudiar y a mostrar, acerca de qué eran capaces los miembros de una raza inferior. Paradójicamente se salvó buena parte de la arquitectura y las producciones artísticas, aunque no cerca de 78.000 judíos que fueron asesinados en el campo de concentración de Terezin, distante a 40 kms de Praga. En la Sinagoga Vieja-Nueva se han construido unos muros en los que están escritos, en forma continua, los nombres y apellidos, y fechas de nacimiento y muerte de esos judíos masacrados en Terezin.
Dentro de pocos días, el 19 de abril, se cumple una nuevo aniversario del Levantamiento del Guetto de Varsovia, ese heroico acto de dignidad de la comunidad judío polaca, que organizó la resistencia de un pueblo hambriento y extenuado por los trabajos forazdos, ante el ejército más poderoso de entonces, el ejército nazi.
Así relataba ese momento y su desenlace, Mordejai Anilevich (Comandante de la resistencia judía en el Guetto de Varsovia) a uno de sus lugartenientes:

No puedo describirte en qué condiciones nos hallamos. Solamente unos pocos sobrevivirán; todos los demás habrán de sucumbir, tarde o temprano. Nuestro destino ya está sellado. En todos los refugios donde se hallan nuestros compañeros ya no es posible ni encender una vela por la noche por falta de aire.
Benditos seais vosotros que estáis afuera, puede que suceda un milagro y que algún día nos encontremos. Lo dudo, lo dudo mucho. La última aspiración de mi vida se ha cumplido, la autodefensa judía es ya un hecho. La resistencia judía y la venganza se han cumplido.
Me despido de ti querido, feliz de mí que he sido uno de los primeros combatientes judíos del guetto. (Mordejai Anilevich. 23 de abril, 1943).

¿Cuántos de estos fantasmas, de persecución, errancia y muerte nos habitan a quienes, aunque lejanos a la opción de un Estado de Israel genocida, nos reconocemos judíos, no por religión, sino por historia?

Praga, 5 de abril de 2012.





[1] Este nombre amerita otro relato.
[2] Dice la Wikipedia: “El judío errante es una figura de la mitología cristiana. La leyenda relata que un personaje judío (su caracterización concreta varía según las versiones) negó un poco de agua al sediento Jesús durante el camino hacia la Crucifixión, por lo que éste lo condenó a «errar hasta su retorno». Por tanto, el personaje en cuestión debe andar errante por la Tierra (…) A menudo se ha visto en el judío errante una personificación metafórica de la diáspora judía…”
[3] Agresiones violentas contra las comunidades judías.

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