sábado, 28 de abril de 2012


Festejar por izquierda

“…y ahora que ya no hay trincheras,
el combate es la escalera
y el que trepe a lo más alto
pondrá a salvo su cabeza,
Aunque se hunda en el asfalto
la belleza...”
LUIS EDUARDO AUTE

Izquierdas, historia, memoria y realidad
En mi país (y tal vez en muchos otros) se dice que “ir por izquierda” es hacer las cosas indebidamente, no seguir los caminos que corresponde. Por ejemplo, pagar a un funcionario, para que realice una acción fuera de las normas, para el beneficio de alguien es “ir por izquierda”. Mientras que ir “por derecha” es ir por la buena senda, por el lugar correcto.
Sin embargo, el término Izquierda en la  política, tiene su origen en el lugar de la Asamblea Nacional en que se sentaban, durante la Revolución Francesa, los representantes jacobinos, que respaldaban medidas que favorecieran a las clases más pobres de la sociedad.
Así las cosas, mientras la revolución burguesa iniciada en Francia contra los “luises” no plasmó la concreción de los ideales de igualdad, fraternidad y libertad; dando lugar al nacimiento del capitalismo, y sus sistema de explotación. Nacen, como respuesta los movimientos libertarios que darán lugar al anarquismo, el socialismo y el comunismo, como diferentes propuestas de un posicionamiento “de izquierda”.
Las propias contradicciones de esa izquierda, que produjeron regímenes autoritarios como el stalinismo en la ex – URSS, las dictaduras de Ceausecu (en Rumania) o Tito (en la ex Yugoslavia); o aberraciones tales como “Sendero Luminoso” en el Perú, fuero el caldo de cultivo para una fuerte respuesta del capitalismo. Eso que dimos en llamar: el neoliberalismo.
En 1992 el norteamericano Fukuyama escribió el controvertido libro El fin de la Historia y el último hombre, en el que defiende que la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo basado en la política y economía neoliberal que se ha impuesto a las utopías tras el fin de la Guerra Fría. En esto creían sujetos tales como Aznar en España, Cavallo y Menem en Argentina, Fujimori en Perú o Fox en México. Y lo siguen pensando Berlusconi, Sarkozy y el propio Barack Obama (que será negro, pero es tan yanqui como los chicos del norte).

Sin embargo, el sueño de líderes como Amílcar Cabral (Guinea Bissau), Stokely Carmichael (de los Black Panters), el “Che” Guevara o Frantz Fanon (Argelia), que pareció derrumbarse en los noventa, vuelve.
Vuelve de la mano de un sinnúmero de movimientos sociales como “los sin tierra” en Brasil, los piqueteros argentinos, las minoría étnicas en Ecuador, México (con el zapatismo) o Bolivia; y en gobiernos más o menos populares, más o menos progresistas, más o menos “de izquierda”. Lula y el PT en Brasil, primero Tabaré y ahora en ex Tupamaro “Pepe” Mujica en Uruguay, el líder campesino de la mayoría indígena, siempre postergada, en Bolivia. El controvertido Chavez, el respetado y criticado Fidel Castro, Michelle Bachelet, Cristina Fernández, Rafael Correa, Fernando Lugo…
Seguro algunos de ustedes me dirán: pero si ciertos grupos piqueteros están contra los Kirchner y es cierto. Como es cierto que Bachelet está siendo cuestionada por sectores de la izquierda chilena y el propio Lula (a pesar de la gran popularidad que posee) recibe palos de la izquierda externa al PT y de algunos grupos del propio partido del gobierno.
¿Y saben qué? Es cierto. Y muchas de esas críticas son nobles y valiosas. Pero yo creo que en lo global está más que bueno tener presidentes como Lula, Rafael Correa, Evo Morales o Tabaré. Y siempre es mucho mejor Cristina que Macri, o Bachelet que Sebastián Piñera. Incluso es mejor Zapatero que Aznar, aunque su mirada centrada en Europa, no le permita comprender sobre los procesos del antes llamado tercer mundo.

¿Qué es ser de izquierda hoy?

“Estamos acostumbrados…
a tener al juez en contra.
y en el descuento empatar.
A que Dios no nos ayude,
a pesar de madrugar.
Estamos acostumbrados,
los hijos del Uruguay.
A creer que en boca cerrada,
las moscas no ván a entrar.
Y a robar a los ladrones,
Porque nos perdonarán…”

PABLO ESTRAMÍN

Esta hermosa estrofa del uruguayo Pablo Estramín sintetiza, algunas de las cosas que pienso sobre lo que sería hoy derecha e izquierda.
Izquierda es trabajar desde la adversidad, a veces desde el gobierno y otras desde el llano, pero nunca con todo a favor.
Izquierda es no contar con otro capital, que nosotros mismos, las redes de la solidaridad, el sentido del compañerismo.
Izquierda es no quedarse callado, es pelear, es poner el ojo crítico en la realidad, es testimoniar, pero no quedar atrapado en lo testimonial como una alternativa para construir una sociedad diferente. Ayer escuchaba un fragmento de una entrevista a una trabajadora de una fábrica recuperada, que se pasó en la FM de nuestra Universidad. Ella decía algo así: - Peleando aprendimos que podíamos gestionar una fábrica, y gestionando la fábrica, aprendimos que podemos gestionar un país-.
Izquierda es no aceptar el “roban pero hacen”. Porque en una sociedad nueva y más justa, nadie tiene que robar y el ejemplo empieza por los gobernantes.
Izquierda es seguir peleando por la memoria, por la verdad, por el derecho a la identidad y por los derechos humanos en su conjunto. Se violen donde se violen estos derechos, incluyendo los países con regímenes que se dicen de izquierda.
Izquierda es luchar porque este planeta sea nuestra casa y no la fortaleza de algunos, para que los otros vivamos a la intemperie del calentamiento global, la falta de agua, el cambio climático, la polución y otras cuestiones parecidas.
Izquierda debería ser no transar, no hablar por izquierda y cobrar por derecha, como el reciente renunciado Ministro de Educación de Macri, que en el ámbito académico hablaba desde la izquierda y desde el ministerio operaba a la derecha.
Izquierda es soñar (y laburar) para que un mundo mejor sea posible.

Quizás la palabra izquierda esté desgastada, por las cagadas del stalinismo, los fundamentalismos diversos anclados en partidos de izquierda, los gobiernos que en su cotidianeidad (siendo supuestamente de izquierda) reprimen a los opositores.
Mi abuelo Samuel, que fue militante comunista me contaba, que una de las tantas veces que estando preso, lo torturaban, uno de sus torturadores le dijo: -Vos nos odiás Vaincito, pero cuando ustedes ganen, nos ván a llamar apara hacer esto con sus enemigos-. Ser de Izquierda es no aceptar esto como fatalidad, es plantearse y decir que el poder nuevo no se construye a partir de las prácticas del poder viejo.
Y ser de Izquierda, es decir con el Che Guevara, que “es necesario endurecerse, pero sin perder la ternura”.

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