“Para saber cómo es la soledad,
Tendrás que ver que a tu lado no
está”
El 8 de febrero de 2012, yo estaba en España y al abrir la
notebook, me encontré con la noticia. El Flaco Spinetta ya no estaba con
nosotros… Y fue en el intercambio de correos con amigos, facebook y otras
yerbas que entendí como éramos muchos que sentíamos que “La soledad es un amigo que no está, es su palabra que no ha
de llegar igual.”
Si se me permite,
voy a relatar una pequeña historia de militancia, música y algo de fútbol.
1973, campaña electoral ¡Cámpora al Gobierno, Perón al poder! Cancha de
Argentinos, en La Paternal. Acto de la Juventud. De un lado, adustos militantes
que mirábamos
con cara de orto a los que integraban otras organizaciones (¡El peronismo y su
compulsión a las internas duras y hasta sangrientas!). Y en una tribuna, un
grupo de jóvenes rockeros, cantaban: -¡Los faloperos del general, traemos yerba
del Paraguay!- .
Claro que a los
"otros" (tan pulcros, tan....) también nos gustaban mucho algunas
bandas de rock (Almendra, Manal, Los Gatos), pero como el rock se asociaba –desde
esa óptica de rígida militancia- con una cierta idea de falta de compromiso
político, cantábamos las canciones en la intimidad, porque en las peñas de las
"orgas" solo había lugar para el folklore.
Escuchábamos los
discos. Recuerdo hacer pasado cientos de veces el primer disco de Almendra (Sí,
ese del dibujo del propio Spinetta, que representa a un hombre caricaturizado
-el "hombre de la tapa"- con una remera rosa que dice
"Almendra" y un gorro a rayas rosadas y blancas, que está llorando y
tiene una flecha de juguete adherida a la cabeza) en el Winco familiar.
Íbamos a algunos recitales. Recuerdo uno, en un club de
barrio en Buenos Aires, donde –como era usual en los bailes- Almendra “alternaba”
con una orquesta de tango (la “típica” como se la llamaba entonces).
Y sí, como bien
supo escribir Luis “Toda la vida tiene música hoy, todas las cosas tienen, música del sol de los hombres. Todas las cosas tienen música
hoy, todos los hombres tienen música, del
sol de la calle.” Hasta las cuasi-religiosas
reuniones de la militancia tenían música.
Porque la música es vida y toda la vida tiene
música ¿No Flaco? Y por eso, escuchando “Durazno
sangrando” me doy cuenta que aunque la soledad sea un amigo que
no está, vos estás Flaco, en la música ¿dónde, si no?
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